Veo flores amarillas y pienso en ti.
Las flores de septiembre llegaron tarde a diciembre
“Todo aquello que no soportamos en este mundo, un día lo encontramos en una persona, y lo amamos de golpe.”
— Djuna Barnes, Nightwood
Miérc., 6 de jul. de 2022
7:20 p. m.
No será suficiente. Más aún: sé que verte nunca será suficiente. Hoy ya no es hoy, sino mañana. Hoy, no cruzo esa puerta si no es para ir a los cielos o, en su defecto, para irme de una bendita vez a los infiernos.
CANCIÓN DEL MUNDO
Si alguna vez callásemos
como callan los árboles, las nubes
y las piedras, podrían escucharse
los árboles, las nubes y las piedras.
También en estas cosas se escucha una canción.
Y desde su silencio nos invitan
a creer en la voz que sin verbo habla.
Así,
mientras alguien fabula estrategias que calmen
su incertidumbre,
un lúgano le canta a la mañana
y el cielo le regala los colores del bosque.
Mientras alguien disfraza con plegaria su miedo,
un milano dibuja su vuelo entre las nubes
y esparce libertad.
Y mientras alguien busca con palabras
la respuesta que salve su alegría,
la primavera llega, tan callada,
y expande los secretos de la dicha.
El mundo nos entona su canción.
Una canción en blanco,
sin dictado ni acorde, sin ciencia ni conciencia,
que de la nada viene y en todo se refleja.
Basta callar, dejar cantar al mundo
y oír su voz fugaz para entenderlo.
• Constantino Molina Monteagudo, de Las ramas del azar, 2015
• Edward Weston, retrato de Flora Chandler Weston
(...) Tengo un poco de frío ahora. Escudriño mi brazo, logrando hacerme consciente de dos cosas: el cielo siempre me ha sonreído de dos maneras, y que, con un gato, nunca hay que ser irresponsable. No es que no lo supiera antes, es que tarde lo comprendo.
Selam Wearing
7 de marzo de 2021
2:38 a. m.
Amigo mío, solo ella y yo entendemos lo que hay detrás de estas íntimas correspondencias. Llega a mí en el acto, en la revolución, en el ensueño de nuestras diferencias. Todo lo que ebulle en mi sangre existe y se recicla en mi corazón, previniendo el destierro de lo que a veces no llego a decir con palabras.
Un día como hoy, ¿recuerdas? hablábamos de lo grandioso que era vivir respirando el mar habiéndose uno enamorado. El tiempo era indistinto entre tus labios; tus ojos, tus gestos, tus silencios, todo cuanto pudiese entrever, expresaba tu amor por Eloise. Era como un exorcismo en el que siempre salía más vivo que nunca y más loco que de costumbre; pero tú no te inmutabas, solo suspirabas y me sonreías. Loco. Yo sabía que eso no te llevaría a ninguna parte y te lo había dicho en más de una ocasión.
Ahora tengo que responder por ti y por todos los sentimientos que dejaste cuando decidiste aislarte del mundo para siempre. A menudo, me pregunto cuántas cartas seré capaz de responderte sin llorar. Tonto.
Eloise ha vuelto a preguntar por ti y yo le he obsequiado, esta mañana, la última carta que recibí del correo. Espero que sepas perdonar mi imprudencia; sin embargo, nadie, que estuviese cuerdo, haría llorar a Eloise, porque es una gran mujer y porque te ama. Y solo yo sé de su amor por ti. Y tú, aunque intentes mantenerte al margen hasta el punto de no poder respirar, citando tu última carta, sé cuánto te importa tu esposa: mil novecientos noventa y nueve cartas para ella y veintiocho para los amigos.
Ella siempre logra intuir mis pasos y los acompaña, deslizándose suavemente en el aire, entre los árboles y las nubes, cubriendo con su esencia angelical la cumbre de todas las pasiones, haciendo cantar al remanso, viéndola reír, jugar con las pronunciaciones. Me persigue la algarabía de los días felices. Y si pronuncio hogar es porque ella existe. Y si pronuncio amor: el mundo entero para querernos (…)
(...) Ojalá que mirarte Y que te enteres Y que mi mundo se venga arriba coincidan con el gusto de algún dios enamorado que proclame de las ruinas victoriosas el altar para su templo.
«El amor que consista en que dos soledades se protejan, se deslinden y se saluden mutuamente[...]»
Rilke, M.
15 de abril de 2022
Yo no sé qué te he hecho, corazón. ¿Sientes eso?, ¿lo sientes? Eres tú otra vez(...) Nervioso, vas pululando tus latidos para ella. No puedes ir de otra forma, no sabes. Desde que aprendiste a hablar, no has parado de decir su nombre.
Lun., 8 de agosto de 2022
6:21 p. m.
Me invento, entre diccionarios, indicativos y subjuntivos, maneras tontas para extrañarte. Es un pasatiempo absurdo pero generoso. No son pretensiones groseras, solo cosas de un peregrino analfabeto que, cada noche, lleva a pasear el sentido y, por casualidad, da contigo. La pluma brinca, el papel cubre el rubor de las palabras y yo me largo a llorar a los brazos de un niño alado. No es posible el descanso cuando eres el impulso que a mi noche enciende. Hay tantas palabras, ecos y silencios, tantos amaneceres, ocasos y universos, tanta diversidad, profundidad y simpleza, tanta nada y existencia, tantos fotogramas, fotografías y recuerdos que me gustan tanto como tú. De otra forma, no sería posible mantener mi corazón caliente ni acompañado, ni siquiera vivo. Y aunque tu ausencia desacompañe mi silencio hoy, como un astro de esperanza, siempre renaces en mi más tierno pensamiento, en lo implícito, lo simple y lo irrepetible de mi más tierno pensamiento.
P. D.: Te admiro infinitamente.
Tanto tanto es todo que casi tanto tanto es nada (si estás tú)