A pesar de que uno parpadea tan rápido para que salga la lágrima, esta no cae igual a las demás, que están ahí, brotando como si no dolieran. Y uno estupefacto se agarra el corazón que está en el pecho porque algo le duele ahí: en los libros que se caen, en las emociones vertidas, la extraña lágrima, los extraños juegos de la mente. Identificándose con la imagen que no ve, pero siente con una tristeza notoria para todos menos para él. Piensa que los ángeles no deben de existir, pero mira la hora y se convence, cada vez más, de que algo extraño está sucediendo. Luego pierde el sentimiento, se cree humano y olvida todo lo sucedido. Mañana, seguro, despertará recordando eso como un suceso que no se debería olvidar, pero tampoco rememorar. Con la misma actitud de su día a día: sin importarle nada. Esto es parte de su humanidad: ser humano irracional.
Sáb., 13 de agto. de 2022
12:34 a. m.
A plena noche, deslumbras: eres la aurora. La autora de mil torrentes de emociones. La única capaz de abrazar el corazón del invierno y verdear sus tempestades. Tu voz sublima los dolores más bonitos y estandariza el querer llorar... Tú pasas y el mundo no te mira, sino te ve. (...)
Me has cogido las ganas y te has vestido de ausencia.
Gian Franco Huacache
Smiley (2022)
Elvira Sastre
18 de noviembre de 2021
Mi alma vive en el eterno limbo desde que llegaste, prendiendo fuego a cada deidad de este mundo. Cuando te pienso, siento que mi corazón se deshace dentro de una habitación encendida por brasas celestiales. Así que... intento respirar, mientras espero el infierno y tú vuelves a encender la vida.
Lun. 18 de jul. de 2022
12:20 a. m.
Ahí donde mis ojos veían revolución, te veían siempre a ti.
Juev., 7 de jul. de 2022
8:34 p. m.
A veces, necesito recordarme constantemente quién soy, quién es este enfermizo, pero suave corazón. De esa manera, apiano la marea que habita mi locura (...)
Enero de 2019
La disciplina se sucede al despertar de las interrogaciones, sin luces de pertenecer a un día que nombrado sea como el contemplamiento de las horas. Y como herencia de un accionar reflejo, sin póstumo remitente ni remirado personaje, vuelto y violentado por la calma de volver su felicidad un entresijo entre dos velas.