–Vale, además de ser una princesita y un pervertido, también eres ciego ¿Es que acaso puedes ver a alguien haciendo fila para eso? –cuestioné, extendiendo los brazos.
–Solo puedo ver a una –Sonrió tan cínico
–¡Huh! No tienes tanta suerte –Me burlé–. Además… ¿Es que las princesas toman siquiera?
–Estoy de día libre –Guiñó un ojo.
En el lugar en donde vivo está en alerta de género, en acoso constante y diario, fui a la escuela con miedo y la primera vez que me siguieron al baño tenía solo 10 años.
Es porque soy mujer, lo sé, soy considerada un producto de satisfacción sexual, todo es valioso en mi, desde mis órganos, hasta mi lindo y juvenil rostro, por mi capacidad de crear humanos y porque puedo generar orgasmos si me resisto o no.
La gente me dice cosas, desconocidos me saludan y me hacen insinuaciones, ignorar es fácil y con el paso de los días te acostumbras y te vas sintiendo objeto.
En el transporte, cuando va más atascado han llegado a tocarme, no tengo la fuerza para defenderme, asi que me cambio de lugar, lanzo una mirada que más que amenaza muestra repulsión y fastidio, no importa.
Todo cambia cuando vas a un lado de un humano nacido bajo el sexo contrario, nadie mira de más, las voces de susurros imprudentes cesan, no hay tocamientos, solo porque hay alguien que probablemente te defenderá o mejor dicho porque te reclamarán.
Lo odio, no valgo por el cuerpo que cargo, valgo por lo que sé, tengo una licenciatura, puedo leer, saber que quiere decir el autor, el punto al que quiere llegar, e interpretar sus palabras; puedo escribir dar a explicar ideas y transmitir algo en las personas; se declamar; se bailar; reparar algunos cables eléctricos; resolver problemas domésticos porque tengo una capacidad lógica para razonar qué pasó, qué sigue o qué es lo mejor, también por eso no me asusto en situaciones de estrés; puedo cocinar; conozco 3 leguas; sé administrar muy bien recursos tanto humanos como materiales, también dinero; se distribuir el tiempo, soy puntual, sé planear y organizar, sé pensar y analizar, sobretodo en dilemas éticos y conflictos porque también soy humilde; sé cuidar, soy leal, ambiciosa y valiente, quizá no es el conocimiento más socialmente reconocido porque a ese tuve alcance, porque la vida me llevó en ese camino.
Exijo que se me trate así, como una persona candidata a lo que sé hacer, con autonomía y comprensión, no como un objeto o un cuerpo.
Solo tengo la cara de princesa…
Nuestro error fue intentar ir en la misma dirección cuando el destino nos quería en direcciones opuestas.
— Manuel Ignacio.
Jesús Guillermo. one day. Soñando realidades. [103]
Amé más de lo que me amaron, dañé menos de lo que me dañaron.
—Poeta en decadencia.
Disperso
“Madurar es darte cuenta que el amor de tu vida no es una princesa ni un príncipe de un cuento, sino una persona perfectamente imperfecta.”
—
Estoy perdida
en este mundo indiferente
al dolor que me arrastra
a sentirme insuficiente
con el resto,
con la gente.
LIN H