https://youtu.be/gOQjp0A1MHo
"La Muerte Madrina"
Cuento de los hermanos Grimm.
“Be like the phoenix that rises from the ashes. If you are down, learn to be resilient and you´ll become stronger than ever before.”
— Death (The Tarot Insight)
The Bicameral Mind - \W/estworld Season 1
EL ABRAZO
"El abrazo debería ser recetado por los médicos. Hay un poder curativo en el abrazo que aún desconocemos.
El abrazo cura el odio. El abrazo cura los resentimientos, cura el cansancio y cura la tristeza.
Cuando abrazamos soltamos amarras. Perdemos por instantes las cosas que nos han hecho perder la calma, la paz en el alma.
Cuando abrazamos dejamos de estar a la defensiva y permitimos que el otro se aproxime a nuestro corazón. Los brazos se abren y los corazones se acurrucan de una forma única.
No hay nada como un abrazo. Un abrazo de "Te amo". Un brazo de "Qué bueno que estás aquí". Un abrazo de "Ayúdame". Un abrazo de "Hasta pronto". Un abrazo de "cuánto te extrañé". Abrazos...
Cuando abrazamos somos más de dos, somos familia, somos accesibles, somos sueños posibles.
El abrazo debería, sí, ser recetado por los médicos, pues rejuvenece el alma y el cuerpo.
Parte 2
En la alquimia usualmente el conocimiento es una arma de dos filos, por una parte podía envenenar pero por la otra podía curar; de esa forma también funcionaba ese conocimiento. Samael, por su parte, era un demonio de pureza aristocrática que, según el libro de Enoc, hacía como “Príncipe de Demonios, Jefe del 5to Cielo y asimismo era llamado Satanael”. Pero regresando al tema de Venus, Lucifer y Samael representan las dos caras de una moneda, siendo símbolos de las dos facetas que éste astro presenta en su forma de lucero de la mañana y lucero de la noche. Se trata de una antítesis armoniosa que funciona mejor de lo que creemos, pues siempre que hay luz también hay sombra. Lucifer es la parte consiente, el logos, la luz que guía al alma a su reencuentro apropiado con su creador, mientras que Samael representa a la sombra del Logos, a la sombra tantas veces mencionada por Carl Jung. La antigua Grecia nos deja clara ésta correspondencia mediante los dos hermanos de Venus: Eosphoros, el portador de la luz o el lucero de la mañana, y Hesperos, el gemelo ensombrecido o la estrella de la tarde, que en México equivaldrían a Quetzalcóatl y a Xólotl. La gloria yaciente en la figura de Lucifer radica en el ser la sombra de la divinidad, mientras que Samael a su vez vendría siendo la sombra de Lucifer. El espíritu humano es la sombra de la divinidad, mientras que la parte inconsciente del humano vendría siendo la propia sombra de ese espíritu. En la vía venusina tenemos a los dos representantes “el lucero de la mañana, Lucifer” y a “el lucero de la tarde, Samael”, mientras que en la vía solar tenemos a sus equivalentes solares “el Sol de Mediodía, Jesús” y “el Sol de Medianoche, Lucifer”. Precisamente Lucifer es representante en ambas, teniendo función de ángel y demonio al mismo tiempo, por lo que a menudo se le otorga el nombre de “ Baphomet” cuyo nombre significa (“bautismo de luz”, baph, bautismo & mephis, luz). Es entonces Lucifer el guardián del umbral, que utiliza las tinieblas internas para conducirnos a la iluminación psicológica. En otros términos, le lucha en contra de los vicios y las pasiones para liberar a ese Prometeo interno que yace crucificado en la piedra bruta. A través de la experiencia humana en la que el pecado y en la limpieza de éste se comprende que el lado oscuro y corporal de la vida es tan necesario como el lado luminoso y que solo así se puede alcanzar una conciencia superior liberadora. Lucifer da a comer a Eva el fruto prohibido del Árbol del Conocimiento (el cuál simboliza a la vía venusina)
“Sino que sabe Dios que el día que coméis de él serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal” (Génesis 3:5)
Sin embargo no les da a comer el fruto del segundo árbol, el árbol de la vida, el cuál representa a la vía solar:
“Y dijo el Señor Dios “Ved ahí al hombre que se ha hecho uno como nosotros, conocedor del bien y el mal; no vaya ahora a alargar su mano, y tome también del árbol de la vida y coma y viva para siempre” (Génesis 3:22)
Lucifer le enseña al hombre el mismo camino arcaico que su creador sigue(le enseña a seguir al Sol a través de las pisadas de Venus); le otorga al humano la fuerza ígnea (el conocimiento), el toque divino que, si es bien usado, puede transformarlo en astro o en dios.
“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.” (Isaías 14:12-15)
Es así como Lucifer, el lucero hijo de la mañana, personifica al espíritu humano que, desprendido de su creador, cae a los abismos de la Tierra y que solo a través de la conciencia (de la voz interior) podrá penetrar en la iniciación esotérica y nos llevará de regreso con el creador. Venus desaparece “bajo tierra”, se oculta varios días pero vuelve a aparecer más deslumbrante que nunca en el cielo donde se reúne con el Sol. El mismo itinerario sigue el alma: desciende de su morada celeste, entra en la oscuridad de la materia para elevarse de nuevo, gloriosa, en el momento de la disolución del cuerpo. La pureza absoluta de Luzbel se refiere al estado del planeta cuando no es nada más que luz. Sus pecados y sus remordimientos corresponden al fenómeno de la encarnación de esta luz en materia humana, la dolorosa pero necesaria toma de conciencia de su condición, y la hoguera que porta, señalan los preceptos que se deben de seguir con el fin de que la esencia no sea perdida: la iniciación y la consagración de la misma por medio del fuego (conocimiento) y el auto sacrificio (voluntad), ritos con la finalidad de conducir a la iniciación secreta del hombre a Dios.
En el mito de Prometeo éste roba fuego del carro del Sol lo que nos dice que nuestro vínculo con la divinidad se ve directamente relacionado con el movimiento tanto de los astros como del alma. Prometeo es similar a Lucifer, ambos ayudan a la primera pareja humana mediante el ultraje del conocimiento (Epimeteo & Pandora ,en el caso de Prometeo, y Adán y Eva ,en el caso de Lucifer) a costas de su felicidad. La salvación de ese ángel caído, entonces, radica en la fe en la propia chispa divina individual.
Realizado por Tezcatl S.
Créditos al autor de la imagen.
Sebastian Castella
Enamórame, por favor.
Enamórame con un detalle
Y con otro
Día a día.
Enamórame con un beso,
Con una sonrisa
Con un abrazo
Con un te quiero.
Enamórame
Dame tu tiempo,
Tu atención
Tu fidelidad
Hazme sentir bella,
Lo soy, pero a veces lo olvido.
Enamórame
Haz que te desee,
Que te necesite,
Que te extrañe.
Enamórame,
De tu voz,
De tu aroma,
De tu sonrisa
De tu risa
De tu poesía.
No me mientas,
No me rompas.
Enamórame, porque hace mucho,
No amo a nadie
Y quiero que seas tú,
El que rompa el hechizo,
El que descongele mi alma
Mi corazón.
Quiero que seas tú,
El que me bese al final del cuento
Porque no soy la princesa en la torre,
Soy la bruja malvada,
Y quiero enamorarme
Enamorarme de ti.
De nosotros,
Enamorarme otra vez.
¿Está mal amarla tan cordialmente como a ninguna otra persona?
Casa de muñecas