📹george_10g | TW
“A nadie le importa escucharte realmente cuando estás mal, porque nadie se toma la molestia de ser el amigo que todos quieren”
— NoSoyUnaChicaSuicida
Escribiré esto en español por que creo es un tema que debo hablar lo mejor posible. Hoy falleció un ser querido de un querido profesor. Es curioso ver como todos sus alumnos y colegas le dan lo que se le conoce un pésame. Una especie de formalidad donde la gente basicamente trata de darle ánimos diciéndole que estan ahi para esa persona y que sienten su pérdida.
Uno quisiera que fuese algo que realmente ayuda, por eso siempre dan las gracias cuando alguien da un pésame, pero al final… es solo un acto de hipocrecia no intencional. verán, perder a un padre o cualquier ser querido… Es algo que le dolerá de cierta forma solo a una persona… Cada quien se ve afectado de forma distinta sobre la pérdida. Y es una tal afectación, una tal triztesa, que por desgracia, uno debe afrontar solo. las personas que tratan de ayudar, al final solo hacen recordar lo que se ha perdido, y entristecen mas, y no es su intención, y uno trata de aceptar sus condolencias por que se puede ver su buen acto… pero al final… tambien sabes que lo que dicen no es cierto.
Luego de que te dan un pésame, jamas volverán a tocar el tema. Jamas volverán a preocuparse por tu tristeza, jamas vivirán el dolor que uno vivió. Al final, ese “pésame” se volverá completamente vacio. por qué asi conforme vas poco a poco superando el dolor, tratando de volver a sonreír a la vida, tambien poco a poco se van olvidando de aquel apoyo y comprensión que se te habian prometido… a algunos nos toca incluso hasta el punto donde les vale por completo. Ya no van a las misas, ya no hablan de lo orgulloso que aquel ser debe estar, ya no se preocupan por si aun te duele o no… creen que ya paso… Y eso es por que al final, todo aquel buen sentimiento con el que trataron de alegrarte, solo fue algo que se vacio mas rapido de lo que se formó… y lo triste es que… al final, te das cuenta de eso, y es como si nunca hubieran querido ayudarte a tratar de no estar triste, fue al final, solo una formalidad.
Mas no crean, que eso es siempre… a veces hay gente, y esa es la que vale la pena, que siempre buscan, siempre se preocupan, y siempre estan ahi por realmente querer ver que estes bien tras un evento como aquellos. Siempre habra un corazon puro. Pero no son muchos.
Pero no se puede hacer nada… asi es la vida, llena de muerte, por mas ironico que suene y como a cada quien le afecta distinto, imposible es poder comprender a cada uno en sus momentos mas oscuros tras la pérdida de un ser querido.
Se que sueno muy frio en este post… pero cuando uno ha visto la muerte en mas de una ocasión, y peor, toda su vida es consecuencia de eso mismo… uno ve mas fría la realidad… y solo entristece, por que hace sentir que ya no se puede ser mas positivo… La muerte sera un camino de paz que todos debemos recorrer… pero deja atras en la vida… un ambiente gris y frio.
Que descanse en paz el padre de mi maestro, y que el pueda encontrar su paz tambien aqui donde aun hay algo que hacer.
- Charles Bukowski.
"Si la realidad no se parece a la filosofía, tanto peor para la realidad"
Hoy no quiero fingir estar bien, Quiero salir y dejarme ser, Con mis lagrimas, Mi verdadero sentimiento.
Quiero dejar de fingir, Y al menos no tener culpa, Por guardarme todo, Y si, llorar.
Perdón, pero me he cansado, De ser alguien que no soy.
-Mars.
Me desperté con el alma amoratada, recordando cómo lo conocí. Él era un romántico que me hacía reír a diario y convertía el invierno en una simple estación, de esas en las que los trenes dormidos no aparecen porque todo está en su lugar. Y ahí me quedé. Tres meses de paulatino hastío en lento crecimiento. Antes de eso yo era una chica sencilla, sin demasiadas preocupaciones. No sé en qué momento llegué aquí. El espejo me devuelve siempre la misma imagen: un hombre que me agarraba las entrañas, una mujer suave, extraña, que apenas reconozco ahora. He estado observando estas paredes durante quince minutos hoy. El mismo número de lágrimas que derramo todos los días. Y cada día es una menos, o una más según el momento. No he dormido nada, y sin embargo aquí todos creen que estoy en coma, que voy sonámbula derramando las miasmas que desprenden mis oídos. No es así. Llevo tres años en ayunas, cuatro días observando estas paredes blancas, y cada día me convenzo más de que no puedo ver. Están goteando sobre mi garganta las burbujas del veneno, y yo mientras estoy imaginando cómo se sentirá el aire dentro de ellas, porque me siento tan huérfana como él.
Cuando era chica y levantaba la vista para ver el cielo nocturno, lo que más hacía era buscar las dos únicas constelaciones que me conocía: el cinturón de Orión (o las tres Marías) y la cruz del sur, para luego seguir jugando al aire libre.
No sé qué pasó, ni en qué momento se dio el quiebre. Pero mientras iba creciendo, lo hacía cargada de nostalgia, tristeza, dolor. No tenía excusa alguna para ser así de oscura. Y sin embargo, lo era. Ya no buscaba mis constelaciones en el techo de Dios. Solamente clavaba mi vista en el suelo.
A los dieciséis tuve la oportunidad de hacer un retiro.
La primera noche, todos con linternas en mano, nos llevaron a caminar entre los cerros. Allí mismo nos dieron alguna charla, que no creo que haya tenido tanta relevancia en mi yo de ese entonces.
Yo estaba perdida en otra cosa.
Estaba impactada, maravillada, enamorada de la oscuridad que lo inundaba todo. No hubiese sido capaz de ver mis propias manos sin la linterna.
Pero el cielo. El cielo estaba tan claro. Esa noche no faltó ni una sola estrella. Me había olvidado de lo bello que podía ser. ¿Por qué? Porque siempre lo contemplaba de la misma torpe manera. Necesitaba realmente de un cambio de perspectiva. Observarlo de otra forma, con otro cariño.
Me sentí diminuta, insignificante. Al igual que todas las cosas que me agobiaban. ¿Y si mi rutina, mi día a día, era el lienzo negro de la noche? Entonces, tenía que tener estrellas. Caí en la cuenta: estaba llena de ellas. El amor de mi familia, mi hogar, mis amigos, mis libros, mis hobbys, mis cafés con leche, mi mascota.
Estar en ese lugar tan extraño, con muchas personas desconocidas, logró hacer que algo dentro mío “hiciera click”.
Ha pasado mucho tiempo de esto. Pero cada vez que anochece luego de un día asquerosamente largo, me quedo mirando a través de la ventana de mi cuarto, absorta. Pensando.
La Luna puede ser magnífica, por eso se las dejo a los poetas.
Yo me quedo con las estrellas, que me recuerdan que por más oscuro se vea todo, siempre se puede brillar. Hay motivos para hacerlo.
Sólo hace falta a veces mirar desde otra perspectiva.
te mereces un amor que no te hiera