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Aster es quien termina atrapado por la simple existencia de un especimen sin pelo.
No es que la raza de los pooka estuviera interesado en girar su cabeza para darle siquiera el número de estrellas de su segunda esfera orbitante a cualquiera que no perteneciera a su raza. Ellos eran así de desinteresados en los demás, "como simples cucarachas".
Pero Aster era un guerrero al que le gustaba despegar su propia piel de su hogar para protegerlo, tenía la picazon bajo sus músculos que no lo dejaban estar quieto, así que partía continuamente sin poder quedarse en un solo lugar como la gran mayoría.
Y así fue como encontró a su pequeño copo de nieve antes que cualquiera, quienes ubieran atacado a matar sin un simple razonamiento a parte de la falta de pelo.
No iba a pedir perdón por haber encontrado a la canción de su corazón en otro individuo que no era como sus semejantes, era un soplo de aire fresco solo para él.
Más pequeño que su forma más pequeña, más pálido de lo que se veía una hoja de papel, y más frío físicamente que cualquier planeta enano congelado, pero era la luz de sus mañanas.
Tan imprudente, entusiasta, y hablador. Todo lo contrario a pooka.
Y Aster no podría haber pedido algo mejor que su Jack.
No le tomo mucho hacer las pases con esa parte de si mismo que quería tener descendencia, era muy poco probable dadas las circunstancia de sus especies diferentes, pero lo iba a superar del todo tarde o temprano...
O no en absoluto, cuando el olor de su Jack cambio de un día para otro, cambiando día tras día hasta golpearlo en la cara como un golpe.
Jack tampoco se mostraba muy convencido, no enojado ni reacio, sino más confundido.
Un pooka y un humano, calor y frío, un guerrero y un exiliado de otro mundo perdido en las estrellas.
La sonrisa empapada de lágrimas de Jack al sostener su estómago apenas curvado, solo me hizo romper en llanto ante sus palabras.
"No soy tan inútil después de todo" - Lo aplaste en mis brazos en nuestro nido ante la dolorosa revelación de no haber asegurado en voz alta a su copo de nieve que era más que suficiente por si mismo.
Pero ahora kits no se quedaban afuera.
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El estómago de Jack creció a paso rápido antes de que nuestra burbuja fuera brutalmente pinchada en nuestras caras.
Los miembros de la corte y sus generales habían recibido informes de un guardián de las puertas exteriores del extraño comportamiento del lejano y ermitaño Bunnymund, incluso de los extraños olores que desprendía el terreno de Bunnymund alejado en la penumbra del bosque del este.
Era sabido que el último Bunnymund era reconocido por ser un intelectual alquimista y un fiero guerrero, pero los olores parecían otra cosa que no se acercaba para nada a un trabaje extraño o tóxico.
Aster no logra prevenirlo hasta que lo golpean al invadir su territorio.
Ya está desenterrando las placas en la parte trasera de su pequeña madriguera para abrir sus túneles y llevarse a Jack y ponerlo a salvo.
Su compañero replica, como si no supiera de primera mano que su Jack no es nadie indefenso. Es un poderoso espíritu de invierno, pero también tiene su estómago inflado hasta el borde por su preciada descendencia, a la cual ninguno de los dos quiere exponer a pooka. Cada uno tiene pensamientos al respecto de eso, y ninguno es bueno.
Pero hay todo lo que uno puede hacer contra todo un ejército mientras protege lo más amado. Hay un punto en todo en que ya no hay más vueltas, no hay más caminos y no hay mas alternativas...
Más que escapar del planeta.
Aster se enfrenta a toda su especie por su familia.
(Y ambos terminan en la tierra)