Estaba impaciente y enojado, una mezcla muy peligrosa cuando de Reggan Stoker se trataba, y es que el más joven de los herederos de la poderosa familia de magos tenebrosos, estaba acostumbrado a que siempre se le reconociera, a estar en boca de todos, a ser el centro de atención, cosa que los Slytherin comprendían inconscientemente a la perfección, pues el día anterior fue partícipe de una magnifica celebración por parte de sus compañeros, quizás no fuera lo más costoso o lujoso, pero era autentico, cargado de emociones inexplicables y maravillosos que lo hacían sentir completo. Por otra parte, el que Ely haya celebrado con ellos durante el almuerzo había sido maravilloso pero no lo que hubiera querido, pues si le hubieran dicho que después no sabría nada de ella no habría estado tan ilusionado, al final después de recibir un montón de cartas de casa y amigos foráneos salió con la señorita Potter, fue una noche muy interesante y tranquila de películas clásicas y palomitas. En fin, cosas que le habría gustado pasar con Ely.
Por ahora permanecía inmóvil frente al espejo examinando su atuendo, pero sobre todo mirando sus ojos como si intentara encontrar respuestas.
-Vas a ir y te vas a comportar de una manera arrogante y distante- Suspiro negando, bajo la mirada encontrándose con sus costosos zapatos de diseñador, era un idiota. Nunca había sentido esto por nadie, y es que ella le importaba demasiado, y lo lastimaba aun más su indiferencia y solo podía reaccionar de una manera tan patética como esta. No lo haría.
Se ajusto la corbata solo un poco antes de dar un gesto aprobatorio y salir de la habitación. Un par de minutos después se encontraba en Londres, disfrutando de una hermosa vista de la noche, comprobó su reloj, estaba retrasado. Se apresuro hasta la avenida principal y con paso elegante y tranquilo entro al restaurant elegido por la menor, tenía buen gusto en ello:
-Con la señorita Lutz- No necesitó decir más- Por aquí señor…- Fue conducido hasta la mesa donde Ely se levanto de inmediato para recibirlo. El encargado se retiro y en un impulso incontrolable el joven se adelanto y la tomo entre sus brazos.
-Ahora estoy bien…- susurro con los ojos cerrados, disfrutando del contacto, no le importaba que estuvieran en público o que todos los miraran, solo quería esto, de inmediato se volvió el mejor cumpleaños de toda su vida. –Te extrañe.
Nombre del personaje:
Reggan B. Stoker
Apodo(s): Ree, Conde Reggan, Conde R. El heredero.
Edad: 17 años
Fecha de Nacimiento: 31 de Octubre de 1998
Lugar de Nacimiento: Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Lugar de Residencia: Castillo Vlad, Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Orientación Sexual: Pansexual: Es una orientación sexual humana caracterizada por la atracción sentimental, estética, romántica o sexual independientemente del género o sexo de otras personas así como toda práctica sexual. También es definida como atracción sexual a todos los géneros, incluyendo géneros no binarios.
#Slytherween #SlyRoyalty Al final no había hecho planes para salir del castillo, al menos no la primera semana, desde su llegada no había podido descansar, cuando se llegaba a mitad del ciclo escolar solo podían hacerse dos cosas, esforzarse y tomar el ritmo o dejarlo pasar y perder el tiempo, bueno, lo último estaba muy lejos de ser su estilo, y al fin habían terminado los TIMO´s. El castillo permanecía en silencio, solitario, la mayoría de los estudiantes habían salido de vacaciones, habían regresado a casa, con sus padres. Reggan meditaba sobre todo y nada mientras observaba el cielo, el viento soplaba con ligereza, hacía un día precioso, algo frío pero él estaba acostumbrado a temperaturas mucho más bajas, esta época del año tenía algo mágico, algo que le gustaba, y eso la convertía en su preferida. El pasto ligeramente mojado por el rocío de la mañana mojaba sus dedos que se deslizaban sobre él. A unos cuantos metros de ahí el grupo de compañeros de casa comenzaba a reunirse mientras la prefecta terminaba de enlistar todo lo que había estado haciendo para la actividad de hoy a la que en los días anteriores les había invitado a participar. Parecía algo ambiguo pero quería integrarse, desde su llegada, la adaptación a la vida estudiantil había ido bastante bien, y aunque no sabía de qué iba la actividad de hoy siempre podía resultar algo divertido, una experiencia enriquecedora y debía entablar relaciones con las serpientes, no los conocía a todos así que la ocasión era perfecta. Se puso de pie integrándose al grupo para escuchar la explicación sobre lo que harían. Sinceramente no le interesaban los premios y la actividad era bastante simple, pero con un paisaje otoñal, a orillas del bosque con unas vistas tan hermosas era normal que la inspiración surgiera, así que demostraría su talento tallando calabazas. Debía pensar muy bien que quería plasmar, Reggan era un amante de la belleza, pero esto era Halloween, una fecha en la que la línea entre el mundo de los vivos y los muertos era tan delgada que había muchas manifestaciones de los parientes del otro lado en nuestro mundo, por ello los humanos se disfrazaban de cosas aterradoras, para mezclarse entre ellos y que todo resultara más ameno, por así decirlo. Así que las cosas lindas no estaban tan asociadas a esta fecha y debía admitir que era aburrido, así que era momento de darle un poco de horror bizarro a su vida. No habían muchas cosas que le asustarán al joven Slytherin, a diferencia del resto de las personas a las que cosas como la obscuridad, los insectos, roedores, arácnidos, fantasmas, monstruos o e incluso para los supersticiosos cosas como la mala suerte, no, a él eso le iba y le venía igual, ni si quiera la muerte. Así que se puso a pensar en que podría hacer, que idea resultaría realmente aterradora para los chicos a su alrededor, se puso a observarlos, uno a uno, eran tan jóvenes y con personalidades tan variadas. Pensando en lo mismo la idea del baile le llego de golpe, era de disfraces y ¡aun no tenía uno! Faltaban solo algunos días, debía ir a Londres y variar, no quería seguir siendo un príncipe como en los bailes de disfraces que organizaban cada año en el castillo Vlad, pero todo eso le dio una idea, la gente se disfrazaba de muchas cosas para esta festividad, algunos de cosas que resultaban ser completamente distintas al concepto de terror, otros idolatraban a sus personajes favoritos, otros realmente aterradores y entre estos, uno de los que podían asustar mas y de los más conocidos eran los payasos. Así que con la simple idea y tomando en mente películas y literatura que estaba relacionada con estos y que conocía o con la que estaba familiarizado comenzó a trabajar. Tomó cortadores, cuchillos: de sierra y plano, palillos, pintura, pinceles, y otros detalles que le parecieron serían adecuados, si le falta algo mas ya se ocuparía después. Se coloco a un extremo de la mesa en lo que comenzaba a trazar su idea, primero tomo una calabaza de tamaño medio, no debía pesar más de tres o cuatro kilos. La coloco sobre algunos periódicos que habían sido colocados para que no se ensuciara demasiado la superficie sobre la que trabajaría, antes de proseguir con cortar la tapa y sacarle el relleno se retiro todos los anillos que llevaba, por primera vez en su vida considero que llevar las uñas tan largas y perfectas era contraproducente, se le estropearían horriblemente pero ya se las arreglaría luego, antes del baile. Tomó el cuchillo de cierra pequeño, y justo, alrededor del tallo comenzó a cortar la tapa, que le daría acceso al interior del amigo naranja. Con el ángulo del corte hacía el interior de manera que evitara que al ser colocada esta se fuera hacía el centro de la calabaza. Un círculo perfecto, con la medida apropiada para que su mano pudiera entrar, tomo una pequeña pala de mano, parecía de jardinería y empezó a sacar el relleno y las semillas, colocándolo en un tazón que tenía al lado para ese propósito, seguramente los elfos aprovecharían todo eso para el banquete de Halloween, ya veía toda clase de comida preparada con calabaza. No retiro demasiado de las paredes ya que su idea era tallar no sobre la cara superficial si no sobre las capas internas de la pulpa. Se limpió las manos con un pañuelo y se sentó, necesitaba un boceto como guía, tomo una hoja de papel y un carboncillo y comenzó a delinear la forma de su calabaza y luego la cara del payaso que quería, poco a poco fue tomando forma y tras quince minutos añadiendo detalles, estuvo listo. Era momento, la idea era hacer que pareciera que la cara estaba dentro, rodeada por la calabaza, así que marco con tinta el contorno de lo que tendría que pelar, así que comenzó a tallar, con un cuchillo plano, quitando capas hasta que la profundidad le pareció apropiada, no era una actividad difícil o complicada, solo era cuestión de cuidar y saber manejar los niveles de las dimensiones, en este caso no tenía que ser perfecto porque su diseño no era simétrico o estéticamente correcto. La cara tenía facciones muy marcadas como las arrugas de la frente y los ojos, las de la expresión de las mejillas por la sonrisa, los pómulos, la nariz y esos labios gruesos y deformes. La base fue rápida, lo que requirió tiempo fueron todos los detalles que le daban personalidad al personaje. Una vez terminado era tiempo de darle color, por si solo lucía muy bien, pero debía lucir grandioso. La base de pintura blanca, las cuencas de los ojos y de alrededor de la cara en negro también usado para dar profundidad a las arrugas de la boca. Para las arrugas de los ojos uso un tono azul rey y para los labios y el rubor marcado de las mejillas uso un tono naranja, una imponente nariz roja a juego con el reflejo en las arrugas de la frente, al igual que el cabello que eligió, utilizo musgo del bosque, que puso a secar al sol: Lumos Solem- un rato antes de pintarlo y adherirlo a la calabaza, el hechizo también ayudo a que toda la pintura se secara rápidamente. Por último, tomo un ojo de vidrio, colocándolo en el cuenco vació del rostro, de inmediato adquirió “vida”. Un proceso de casi tres horas, pasado el medio día al fin pudo ver su idea plasmada… en una calabaza. -Debo ponerte un nombre… ¿No? Uhm…Mr. Killjoy. Bienvenido…- Agrego el nombre, tallado con delicadeza en la parte posterior, al igual que sus iniciales. Estaba listo. Algunos de sus compañeros terminaron un par de horas atrás, otros seguían concentrados o frustrados repitiendo una y otra vez los procesos al no conseguirlo a la primera. Regreso todo a su lugar y fue a lavar sus manos, sus uñas efectivamente estaban horrendas. Ahora solo debía esperar.
-Ahm…- No había pensado en que le diría una vez que se acercará, ser chica lo volvía impulsivo pero se saco una historia creíble.- Soy… Lilith!- El nombre de su madre se le vino a la cabeza- Y… soy nueva, bueno, llegue hace unas semanas, te eh visto en clases aunque quizás tu a mi no porque no soy tan participativa en clases- bajo la mirada aparentando estar apenada- Pero creo que es momento de dejar eso de lado y hacer amigos y tú me llamaste mucho la atención ¿Te gustaría salir conmigo hoy? Podemos hacer muchas cosas divertidas ¡Una tarde de chicas!- Dijo emocionada saltando.
- ¡Ahm espera! ¡Iré a vestirme y vuelvo corriendo! – Salió corriendo del agua en caminó al castillo, fue tan rápida como pudo, gracias a sus influencias tenía ropa de mujer que le sentaba perfectamente, benditas sus damas de compañía que no entendían porque quería eso pero no pidieron más explicaciones. Una vez lista regreso toda velocidad hasta el lago, tanto como los tacones altos le permitían.
-¡Lista! Entonces ¿A dónde te gustaría ir? ¿A Hogsmeade, a Londres, de compras, por un café, al cine, al teatro, a un concierto, a la luna?- dijo con una sonrisa encantadora presa del amor que sentía por la menor.-
|| Abierto a reacciones || Interiores del castillo || Love me, chase me! || 19/09 || 6:00 pm. || #MGCActividad #MGCMusicPlay
El humo se disipo lentamente por el lugar, las hierbas dentro de la pipa se consumía demasiado rápido mientras el joven contemplaba el amplio y solitario corredor aquella tarde de Domingo en Hogwarts, mientras terminaba de afinar y probar la acústica del lugar con la guitarra que traía en las manos. Una vez que el fuego se consumió por completo guardo el artefacto en el bolsillo de su saco, se puso los lentes terminando así el conjunto que hoy vestía, demasiado formal y a la vez clásicamente elegante, la situación lo demandaba, estaba inspirado y cuando eso sucedía jamás era exagerado hacer ciertas cosas.
Que más le daba si estaba prohibido fumar dentro del castillo, o si al atardecer ya no podía hacer disturbios como el que estaba por ocurrir, el amor lo valía todo y él, estaba perdidamente enamorado de una joven de enorme belleza, aunque aun no sabía a qué grado era un rebelde con causa, tratar de hacer que se enamorara perdidamente de él.
Un par de notas sonaron al aire antes de atreverse a comenzar con toda la composición, a una sola guitarra acompañada de su voz aquella canción sonaba bastante bien y llamaba la atención de los cuadros a su alrededor que se preguntaban quien era el misterioso poeta oculto tras gafas obscuras a plena luz del atardecer.
♫Song: Carney: Love me, Chase me (Acoustic): https://www.youtube.com/watch?v=PmCr4kT_up0
I don't want you baby
I don't need you lately
Love is ever-changing
And I think you're crazy
oooh girl, I've got to let you let you let you go
(go go go go ...)
Si bien la personalidad de Reggan era sumamente cambiante no siempre eran cambios buenos, pero esta situación lo mantenía de cierta manera tranquilo, se preguntaba por qué esta chica, Elysian había sido toda una revelación para él y llego a la conclusión de que unos días lejos de su vida constante de excesos, le dejaba pensar y ver las cosas con claridad, incluso lo hizo descubrir a un ser tan maravilloso y exquisito que creyó que esa clase de majestuosidad no existía, pero vino a encontrarla en el último lugar que lo creyó posible. La estabilidad era algo inconstante en su vida, un día estaba alegre, emocionado, extasiado con la vida y al siguiente todo le parecía aburrido absurdo, y sin sentido. Pero por ahora disfrutaba de los pequeños placeres mientras avanzaba por el corredor al pie de la torre de los leones, interpretando aquellas notas y aquellas palabras con el sentimiento en los labios esperando encontrar a su musa.
♫Let me touch your daisy
Give me what I can't be
Let tomorrow face me
Love me, kill me, change me
oooh girl, I've got to let you let you let you go
(oooooooh ooooh)
I'm a jumper, baby
Mama, don't forsake me
Madness can't contain me
If you love me, chase me
oooh girl, I've got to let you let you let you go
Girl, I've got to let you let you let you!
Oooh girl, I've got to let you let you let you go!
Solo un diente de león era lo que daba vida a la obscura y solitaria habitación en la que reinaba el silencio y la promesa de un futuro incierto. Reggan había tenido muchas visiones sobre Catherine anteriormente, había visto sus logros, sus problemas y momentos relevantes en su vida mucho antes de que ella imaginará que sucederían. Su “don” le permitía ser mas susceptible a los sentimientos de los demás y por lo tanto tener una sensibilidad mayor a la hora de tratarlos, lástima que su personalidad fuera tan egocéntrica y arrogante que esto nublaba su capacidad de pensar mas allá que en si mismo, eran pocas las personas realmente interesantes en su vida y aun mas pocas las que le importaban de verdad. Gracias a ello vivía recluido en si mismo aparentando no estarlo.
Sostenía la pequeña flor que había recogido en los días anteriores en los jardines que se mecía suavemente entre sus dedos y permanecía tan viva como el día en que fue arrancada del lugar que la mantuvo durante tanto tiempo, era muy extraño. Su visión de la vida se nublaba por su constante pensar de la muerte. Y ahora estaba aquí, en la sala común preguntándose qué sería del mañana.
Los días se volvían tediosos y aburridos, sin clases y sin ninguna de sus constantes actividades de diversión solo podía encontrar consuelo en dar paseos largos afuera y explorar el castillo, su lugar favorito era la biblioteca, había aprendido muchísimo sobre Hogwarts en las últimas semanas pero ahora, ahora solo quería regresar a su hogar. Salió de las mazmorras sin un rumbo fijo, solo quería caminar y perderse y no conocer el camino de vuelta, nunca regresar.
Su mirada permanecía fija en el suelo sin poner atención particular a nada o a nadie, los corredores solitarios a su paso eran presa de susurros por parte de los cuadros que le saludaban formalmente pero él no respondía, pasando de largo.
Hoy era un día típico en el que no pasaría nada interesante hasta que de pronto sintió un suave contacto seguido de un empujón que lo hizo trastabillar hacía atrás, alzó la mirada viendo a una jovencita que estaba de espaldas hacía él y que grito en el momento en que las escaleras comenzaron a moverse, estaba demasiado cerca y solo la sujeto de los hombros para evitar que lo empujara de nuevo y evitar que se callera en su temor por el movimiento que pronto se detuvo, ahí le quedo más que claro que era una nueva estudiante.
Una vez estables en un punto fijo retrocedió apartándose un poco- Una disculpa, no estaba prestando atención – Hizo una leve reverencia disculpándose con una mirada inexpresiva.
||Nota encantada en forma de cisne ||
Querido Reggan:
Siempre me consideré una persona optimista ante las adversidades de la vida, aun después de que mi familia me rechazo y me despreció, aun después de que me apartaron de tu lado y no hiciste nada, no te preocupes, se que tenías tus razones, se que creíste que era lo mejor para mi, pero no fue así ¿Como una niña de once años estaría preparada para afrontar el mundo lejos de la única persona que le demostró cariño y amor? No lo sé, nunca lo estuve, al menos no por los últimos cinco años, todos me trataron igual cuando llegue a mi nuevo “hogar” solo unos pocos me hicieron sentir confianza y seguridad, pero muy lejana a la que sentía por ti.
No estoy reprochándote nada, no podría, eres mi hermano y lo serás siempre, ambos lo queramos o no, no me malinterpretes, te eh extrañado a cada momento, aunque sienta que tu no lo hiciste, al menos no después de unos meses. Lo que trato de decir es que… ya no tendrás que preocuparte por mí, ya no seré aquella carga constante en tu vida o en la de los Stoker, tu eres uno de ell0s, el mejor representante, te convertirás su líder, el más grande de todos los tiempos, no estoy orgullosa de ello, pero si es lo que quieres de verdad… ni que hacer, fuimos educados para ello, bueno tu, cada quien elige el camino con el cual perderse o encontrarse a sí mismo. Eso me lleva al propósito principal de esta carta, me voy, para siempre, no trates de buscarme o encontrarme, no quiero que lo hagas, solo alejándome de todo esto, de la vida que constantemente me acecha, de los prejuicios y dilemas de los que eh sido presa tantos años. Estoy cansada de eso, de aparentar ser quien no soy, de esforzarme solo por buscar un poco de reconocimiento por parte de las personas que me aborrecen, de tragarme mis palabras, de odiarme a mi misma por no hacer todo lo que quería por miedo, se acabo la Catherine tonta, la bastarda de una familia para la que nunca llegaré a ser buena solo por sus dudas sobre la pureza de mi sangre, es algo tan estúpido y arcaico, si, no me arrepiento de decir que nuestras costumbres y tradiciones son tan tontas que preferiría estar muerta a tener que ser obligada a casarme con alguien que no amo solo por un trato que nos beneficie, no somos objetos Reggan.
No sé si lo entenderás pero, te amo. Conocí a alguien bueno, que me entiende, me acepta como soy y me ama de la misma manera que yo a él. Espero que tu conozcas a alguien así, que comparta tus ideas, te escuche y te haga sentir amado, o que la persona con quien te obliguen a casarte al menos te haga sentir lleno.
Pd: Me lastima tener que irme, pero me mataría el tener que quedarme.
Catherine J. Lioncourt.
Plantas, nunca había sido fan de ello, en casa no tenían jardines, solo un inmenso bosque que rodeaba todo el castillo condenado a un invierno perpetuo, literalmente, las únicas veces que podía apreciar un clima diferente era cuando su tio lo mandaba a hacer algún trabajo fuera o en sus reuniones en Rumania. Le gustaba, estaba acostumbrado al frio, por eso aun no se acostumbraba al clima de Londres. La clase de herbología sonaba interesante ya que no solo eran “plantas” comunes y corrientes, tendrían cualidades muy distintas a eso. De la misma manera, en casa había un invernadero pero no tenía permitido entrar ya que las plantas que ahí se cultivaban eran “letales” para la protección del lugar, había tantas locuras puestas para que fuera seguro que la verdadera amenaza se encontraba dentro del castillo. Como fuera, llego con tiempo perfecto al invernadero donde la clase con la profesora… Camila- repitió leyéndolo directo del trozo de pergamino que llevaba a mano, gracias a los datos que los cuadros le dieron. Solo para encontrar un anuncio –a los que ya se había acostumbrado entre tareas, profesores que no daban sus clases y ahora, profesores que cambiaban la clase de lugar, era una locura- Se apresuro por que ahora estaba retrasado y eso no era elegante ¡! ¿En cuál de los jardines? ¡!
Por lo menos para cuando los encontró aun no daba comienzo, el resto de los asistentes llegaron de la misma manera, corriendo y apresurados.
Sentados en el pasto Reggan intentaba encontrar una posición en la cual sentirse cómodo y alejado en lo más posible de los demás hasta que notó que cierta jovencita estaba ahí. Ely, se acerco a ella quedándose tranquilo a su lado con una amplia sonrisa de pronto cambiando todo el panorama, hasta el entusiasmo de la profesora le pareció encantador y se preguntaba si la niña a su lado sería su hija, era muy joven, que trágico.
Su vista paseaba por el jardín y luego se posaba en su ángel y luego nuevamente buscando plantas mágicas “No letales” imaginaba él, aunque herbología no era su fuerte dejo pasar la respuesta ya que el resto de los alumnos respondieron inmediatamente. Se preguntaba ¿Qué clase de practica llevarían a cabo?
Desde que tomo la amortentia en la comida, sonaba cruel decirlo pero no había vuelto a pensar en Elysian y los sentimientos encontrados que tenía por ella, por el contrario, la falsa felicidad parecía crecer constantemente en su pecho, llegando a ser amenazante por lo radiante que lucía el joven Slytherin, despertando sentimientos en varias de las chicas del colegio que no podían evitar mirar al joven de rostro angelical ahora con una actitud de lo mas romántica, claro que no todas reaccionarían de la misma manera, ya que Maddie, la joven que le robó el corazón de primera instancia parecía ignorarlo por completo.
Obviamente no podía permitirse eso, Ree siempre fue alguien admirado, amado, a quien nunca le falto compañía, por ello no toleraba el rechazo, de ninguna manera, siempre conseguía lo que quería, por los métodos necesarios, fueran correctos o no, pero al sentir “amor” quería llegar a ser notado por ser el mismo que por forzarla u obligarla. Pero para su sorpresa y mientras se decidía entre cual atuendo usar para ir en búsqueda de su musa, algo comenzó a pasar en su cuerpo, sintió nauseas repentinas y un fuerte dolor en el vientre bajo, corrió hasta el cuarto de baño temiendo no alcanzar a llegar al lavabo antes de que el vomito se hiciera presente, pero tras un par de arcadas y un repentino mareo que lo hizo sentarse al borde de la tina, cerró los ojos presa de un fuerte dolor de cabeza, se sentía extraño, debilitado por un momento, su cuerpo se sentía extraño, todo en él estaba confuso, se levanto trastabillando y cuando su visión se aclaro se dio cuenta de que algo había cambiado.
Su ropa le que quedaba sumamente ajustada en el pecho, en la zona de los glúteos y en los muslos, pero por el contrario, le quedaba holgada en el abdomen, en la espalda, y sus zapatos demasiado grandes, aun más, su cabello había vuelto a crecer, aun más que cuando lo cortó la última vez… corrió hasta el espejo y casi se va de espaldas al mirarse, grito mientras se tocaba todo el cuerpo dándose cuenta de que su voz era completamente distinta, suave y aguda, comenzó a hiperventilar ¿Dónde estaba su cuerpo? Su hermoso y perfecto cuerpo había sido cambiado por el de una mujer…- Inmediatamente se quito el cinturón dejando caer los pantalones al suelo y luego los bóxers a toda prisa dándose cuenta de que absolutamente no había rastros de que fuera hombre, volvió a gritar esta vez mientras se sacaba toda la ropa quedando atónito con su reflejo. Si, era una mujer hermosa, demasiado, que en sus tiempos de Casanova habría disfrutado llevar a su cama, pero ahora todo era distinto porque alguien se había atrevido a hacerle esto. No entendía quien ni por qué.
De vuelta en su habitación, desnuda y asustada miró el suelo, en el que se había estrellado y roto la pequeña taza de porcelana con el café que Elysian le había enviado. Se quedo meditándolo un momento y cayó en cuenta de que ella había sido la culpable.
-Esa niña…- Se puso unos bóxers y como no estaba acostumbrado a llevar sujetador y se sentía tan tranquilo con su cuerpo solo salió así, con el cabello cubriéndole los pechos, en busca de aquella joven que se atrevió a meterse con lo más importante para él.
-¡Ya verás cuando te encuentre…!-
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||Privado|| Conociendo al amor de mi vida, por segunda vez. || El gran comedor || Reacción: 21/11/2016 || #MGCActividad #MGC_MOPS ||
“Es solo un niño inocente”
Como le encantaba a su madre decir aquella frase tantas veces, intentando evitar a toda costa que su pequeño hijo de tres años comenzara a desarrollarse en el peligroso mundo de la magia tenebrosa, su familia había sido un pilar fundamental para los propósitos del señor tenebroso varios años atrás, aun después de su caída ellos permanecieron, ocultos pero activos, buscando nuevas maneras de terminar con la paz y la calma que aparentemente ahora reinaba sobre el mundo mágico, que vivía en “armonía” con el mundo muggle.
Lamentablemente su madre no vivió demasiado como para hacer que aquellas palabras conservaran su sentido, Reggan creció como todo, menos como un niño “inocente”. Sin padres o alguna autoridad responsable que se hiciera cargo de él, recluido en casa, estudiando y conviviendo con personas de su misma clase se volvió una persona completamente irreconocible, algo que su madre jamás hubiera querido, se convirtió en un Stoker ejemplar. Y tan solo una semanas después de su decimo octavo cumpleaños asumió el titulo de nuevo jefe de la familia.
Pero ahora no podía estar más lejos de merecer ese título, de sentirse honrado por el gran compromiso que su familia le confió. No, simplemente no se sentía emocionado ni por eso ni por nada. Estaba tan deprimido que ni si quiera la muerte terminaría con su sufrimiento perpetuo en el más profundo de los infiernos.
Decidió dejar de pensar tanto en ello, había renunciado a Ely por amor, aunque eso significará sacrificar su propia felicidad, eso debía darle al menos algo de calma. El gran comedor estaba lleno de estudiantes cuando la cena apareció sobre la mesa, no tenía apetito pero algo le llamo la atención, todo parecía particularmente delicioso aquella noche, en especial el pastel de chocolate que tenía frente a sí, una única rebanada partida que tomó en un pequeño plato de porcelana, era de lo más particular, porque tenía un aroma único y fascinante, no el aroma común del chocolate que a todos parecía fascinarles, no, era algo más profundo e intenso que lo hacía recordar los buenos días de su niñez, el tiempo en que era inocente y a su primer amor verdadero, Elysian.
Lo probó, el resultado fue mejor de lo que esperaba, simplemente perfecto, inmediatamente su cuerpo se llenó de un sentimiento particular, su corazón se aceleró y sus mejillas se ruborizaron, estaba excitado, emocionado, comenzaba a sentirse mejor, alzo la mirada, en busca de quien fuera la dueña de todas esas emociones que lo invadían, allá, en la mesa de los cuervos estaba Ely, pero no la observaba a ella, aquella hermosa joven de ojos claros, piel pálida y semblante tranquilo, con la inocencia a flor de piel, ella de quien desconocía su nombre pero debía ser precioso al igual que su personalidad, fue “amor a primera vista”.
Claro que no tenía ni idea de que la comida aparentemente inofensiva contenía una poderosa pócima de “amor” y no era consciente de que todo lo que sentía no eran más que ilusiones falsas, que manipulaban su cuerpo y mente de una manera cruel. Lo supo cuando se levanto a toda prisa para ir a presentarse, pero de inmediato tuvo una sensación conocida, bajo la mirada y volvió a sentarse de golpe.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo con una mujer? Desde su llegada a la escuela. Era demasiado para quien acostumbraba tener “fiestas privadas” varias veces por semana, no se había dado el tiempo necesario para notar los cambios que su cuerpo estaba sufriendo a causa de la abstinencia, se puso su capa y salió a toda prisa del comedor, de vuelta a su habitación con el único pensamiento en mente de que pronto conocería a la hermosa chica de ojos azules que le robo el corazón a primera vista.
||Privado|| ¿Crees en el destino? El comienzo de algo nuevo || 15/10/2016 || 4:00 pm. || Paris, Francia ||
-Apresurate… ¡Catherine!
La joven que mantenía la vista fija sobre el horizonte alzo la mirada y asintió, se apresuro a tomar su bolso que estaba en el suelo a su lado y con la gracia de una bailarina corrió hacía el grupo de chicas que la esperaba en la puerta del esplendido palacio que había sido su hogar los últimos cinco años, ni siquiera en todo ese tiempo había puesto un pie de vuelta en Transilvania, en el castillo Vlad. No tenía nada que hacer ahí, solo extrañaba profundamente a su hermano, pero sabía que él no la necesitaba, al menos no de la misma manera, sabía que le gustaba estar solo y que la quería lejos, así estarían bien.
Su hermoso cabello dorado se agitaba con gracia, sus preciosos ojos azules lo exploraban todo, sus dulces labios no dejaban de sonreír y esbozar expresiones de sorpresa y encanto por cualquier cosa nueva que veía, en el mundo muggle, todo para ella era desconocido y misterioso, sumamente llamativo, nunca tuvo la oportunidad de salir a conocer el mundo, no con tantos riesgos alrededor, y mucho menos con sus extraordinarias habilidades que no podría llegar a ser expuestas ante las personas ordinarias. Habilidades que guardaban secretos terribles, ocultos bajo la inocencia de una mujer en el cuerpo de una niña, aun a pesar de aparentar menos edad de la que en realidad tenía, a sus dieciséis años era una talentosa bruja, hábil en todas las ramas, especialmente en transformaciones, una de las animagas más jóvenes registradas hasta el momento por el ministerio, una persona brillante, sumamente inteligente y al mismo tiempo llena de preguntas, un espíritu joven, constantemente asediada por el fantasma de la reputación de su familia, atormentada por lo que le deparaba el futuro, no tenía los mismos dones que Reggan y ella no podía prescindir de la clarividencia y él prefería evitar el tema con ella, sus cartas eran tan monótonas, tan inexpresivas, como si intentara calmarla pero pidiera auxilio, ocultándolo todo, aquello la preocupaba mucho. Pero eran partes de la misma moneda completamente opuestas, ella trataba de escapar de la obscuridad inscrita en su alma desde su nacimiento y Ree solo se había entregado a ella, amaba a su hermano y quería salvarlo pero ¿Cómo ayudar a una persona que no quiere ser salvada? Esto y mucho más la mantenían en constante reflexión. Pronto él asumiría las responsabilidades como jefe de la familia, en su decimo octavo cumpleaños ¿Sería el final del periodo de miedo hacía el apellido Stoker o el comienzo de una nueva guerra mágica? Temía por la vida de aquel niño del que se enamoro por cuidarla y protegerla tanto tiempo, quería hacer lo mismo por él y lo haría, así tuviera que renunciar a sus votos de amor por la vida, de bien, de nobleza, de todos los valores en los que creía, lo haría, por su hermano. Sabía que ella nunca debió de haber nacido, en la familia nunca antes nació una mujer pero él la convenció de no creer en eso, le dio el valor de aceptarse y le estaría eternamente en deuda por ello.
-Te quedaste demasiado callada…- sus ojos se posaron sobre la chica frente a ella que bebía su té con elegancia, Cate le regalo una amplia y tímida sonrisa negando.
-Lo lamento, me quede pensando en…- Fue interrumpida.
-¿En el chico de tus pinturas? Tu hermano… Reggan-
-Si…- Su mejor amiga, Amanda, solía hablarle demasiado del joven de ojos claros al que había pintado infinidad de veces de tantas maneras diferentes, como si intentara descubrir todas sus facetas, conocerlo por completo, en el pasado ella creía que era una especia de amor platónico hasta que le contó sobre él. Cinco años después de conocerse seguía haciéndolo, justo como la primera vez, era como si el tal Reggan, que sonaba maravilloso en sus historias, jamás hubiera crecido, se quedo como el niño de trece años que se quedo en Transilvania. Le preocupaba su amiga, había sido como una hermana para ella todos estos años, su familia la conocía y la adoraban. En cambió sabía muy poco de ella, solo un poco más de lo que la mayoría podía ver pero eso no le decía nada, nunca se atrevió a llegar más lejos, por miedo y respeto, Stoker no era un apellido que se tomara a la ligera pero ella parecía en verdad ser completamente distinta, cuando su naturaleza saliera a flote, no quería tener que despedirse de su amiga.
-Está bien, te lo aseguro, por lo que me dices, que dejo de escribir, yo creo que es por la nueva escuela y todo eso, quizás hasta conoció a una chica y está enamorado, por eso no piensa en nada más.-
-¿Reggan enamorado? Eso sería maravilloso, sé que no habría nadie así de buena para él pero cuando la conozca o si ya lo hizo sé que debe ser asombrosa, hermosa y espero… que sea capaz de entenderlo y amarlo como nunca nadie lo ah hecho y estoy seguro de que él hará lo mismo, puede que sé un poco necio pero es un buen chico, muy leal, un compañero para siempre.
-Eso me pone en duda, te la pasas pensando en tu hermano al que no has visto por cinco años, ni siquiera sabes cómo se ve ahora, pero fuera de eso debes comenzar a pensar más en ti, no todo es estudio y entrenamiento- Tomo su mano con ternura- Diviértete, eres muy joven, eres hermosa, inteligente, debes comenzar a salir más, quizás conocer un chico- Dijo con una sonrisa insinuante que hizo que las mejillas de la menor se ruborizaran de golpe.
-No, no tengo tiempo y además, tú sabes que mi vida son las historias, la ficción, tengo expectativas muy irreales sobre el amor, sobre los hombres, prefiero quedarme con los héroes de mis novelas románticas, con sus aventuras, con sus vidas asombrosas, eso sí que es para mí.- abrazo su bolso con fuerza, aquel que iba lleno de libros, algunos de sus favoritos.
-Eso no es correcto, podrías buscar tus propias aventuras, convertirte en una heroína como en tus historias, vivir un romance como ningún otro, tienes todo para ello, solo te hace falta emprender el camino, recuerda que las caídas también son parte de la vida, no te arrepientas de nada, vive al máximo, forma experiencias, ten el valor de enfrentarlo todo. Te quiero y no me gustaría ver que un día, dentro de mucho tiempo me digas que te hubiera gustado pensar más en ti, eres la persona más solidaria y noble que conozco pero debes ser un poco egoísta, al menos piensa en lo que te he dicho hasta el momento, es un consejo de alguien que quiere verte feliz.
-Soy feliz…-
-¿Realmente lo eres?- La menor se quedo pensativa mientras bebía de su jugo observando los pastelillos sobre la mesa, alzo la mirada observando a sus otras dos amigas haciendo fotos con una cámara instantánea cerca de ahí.
-Lo haré… pensaré en tu consejo, gracias- Apretó su mano suavemente ocultando su miedo bajo una sonrisa llena de esperanza e ilusión. – Ahora vamos, no tenemos todo el día, hay que aprovechar el paseo antes de volver…-
*
Desde que llego a Beauxbatons todo fue completamente distinto, no tardo demasiado en adaptarse al ambiente tranquilo y de ensueño que se respiraba en los corredores del esplendido castillo que ahora era su hogar, si bien el castillo Vlad era un palacio era todo lo contrario, aquí todo tenía un toque mágico, como en las historias de princesas, príncipes y dragones que le gustaba leer, y no como un castillo al estilo Drácula o el doctor Frankenstein, en la época victoriana, pero no en el sentido bueno, en casa aun se conservaban costumbres muy arcaicas y sin sentido. Cuando fue sacada de ahí no sabía cómo sentirse, pero una vez fuera nunca regresó, solo habría una razón por la que volvería y él la quería lejos. Pensaba en todo aquello mientras mantenía la mirada fija sobre una frase en el libro que leía: “No hay nada que el arte no pueda expresar”- Algo que sabía que su madre creía firmemente, ella le enseño a apreciar la belleza en todas sus formas, le enseño a pintar y estaba segura de que si se hubiera quedado un poco más a su lado, le habría enseñado a ser tan fuerte como ella. El protagonista de aquel libro le recordaba de cierta manera a su hermano, un chico hermoso, que ocultaba profundos secretos que condenaban su alma, no conocía a Reggan, al igual que él no la conocía a ella, cinco años no pasaban en vano. “El mundo es muy grande y está lleno de gente maravillosa” – Aquella frase colocó una amplia sonrisa en sus labios, cerro el libro y lo abrazo con fuerza contra su pecho, lo guardo en su bolso que se colgó a la espalda y se levanto de su silla, mirando a sus compañeras que se quedaron inmóviles cuando notaron su expresión: -Es hora de regresar…- Interrumpió una de ellas -Regresen ustedes, yo volveré pronto…- En cualquier otra situación, Samantha no la habría dejado sola pero entendía lo que estaba haciendo así que solo asintió. -Vamos, las tres chicas emprendieron el camino de vuelta al lugar donde podían usar el traslador sin problemas, dejando a Catherine de pie en medio de la concurrida sala de té donde cada vez se reunían más y más personas, si había algo que a Cate no le gustaba era eso, y más los muggles, eran extraños, muy interesantes pero le incomodaban, así que tomó paso hacia la salida, sin poner mucha atención al frente termino por estrellarse con alguien que venía de frente, un joven, alto, con un hermoso cabello rubio y facciones aun mas bellas, ella se quedo inmóvil pegada a él solo mirándolo hacia arriba, era mucho más alto, quedo atónita sin decir nada durante unos segundos en los cuales todo a su alrededor desapareció y solo existían ellos dos, tenía una cara de sorpresa única, hasta que cayó en cuenta de donde estaban y el bullicio regreso a sus oídos, retrocedió inmediatamente dejando caer el bolso de sus manos, se ruborizo de golpe y se inclino a levantarlo exclamando con pena al levantarse: -Lo siento mucho, eh sido sumamente descuidada y mis pasos insensatos me han llevado a cometer esta falta. – Hizo una suave reverencia alzando la vista lentamente hasta encontrarse con esos ojos azules que le hicieron estremecerse- Disculpe…- dijo adelantándose para salir de ahí lo más rápido posible, quería correr pero se mantuvo firme, solo avanzando, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, preguntándose si los príncipes lucían así, estaba segura de que no, ese chico no parecía un príncipe, parecía un ángel, un hermoso ángel del que ahora intentaba escapar.
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La voz de aquel joven la había dejado consternada, era una voz tan hermosa que aun resonaba en sus oídos haciéndole una petición que no estaba en disposición de rechazar, mejor dicho no quería, luego cayó en cuenta de que él la había seguido y en realidad le pedía aquello, se giró mirándolo fijamente con asombro: -Que atrevimiento el suyo…- dijo exaltada, no estaba acostumbrada a hablar con chicos, en la escuela la mayoría eran chicas y los chicos de por ahí la evitaban por sus antecedentes, vivía con una constante maldición, su familia. Ella misma se había acomplejado a alejarse de todos para protegerlos, pero este chico, tenía algo diferente, algo peligroso, algo atrayente, aun no sabía que era pero quería descubrirlo, entonces las palabras de Amanda resonaron en sus oídos: Podrías buscar tus propias aventuras, convertirte en una heroína como en tus historias, vivir un romance como ningún otro, tienes todo para ello, solo te hace falta emprender el camino. “Se valiente” se dio ánimos a sí misma y suspiro volviendo los ojos a los contrarios- Lo siento, no estoy acostumbrada a hablar con chicos o personas fuera de la escuela pero… me encantaría poder disfrutar de su compañía esta tarde.- Ahora ella era la que se tomaba el atrevimiento de aceptar estar con un completo desconocido, pero algo en él la hacía confiar. Si su hermano la viera la mataría, luego recordó que no la había visto en cinco años y que poco le importaría así que con una sonrisa encantadora y las mejillas ruborizadas se acerco al extraño para caminar a su lado: -Soy Jade…- no había necesidad de decir más, no sabía si era un muggle o un mago pero no se arriesgaría a que se alejará de ella.
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-No se disculpe, me cuesta trabajo aceptar que alguien quiera… pasar tiempo conmigo- dijo con una sonrisa apenada, su cara estaba completamente enrojecida por la vergüenza que le causaba comportarse de una manera tan tonta. -Darío- Repitió en voz baja acariciando cada letra con su dulce voz- Es un bello nombre ¿De dónde es? – dijo mucho más tranquila después de que su corazón desbocado se calmara un poco tras sentir el cálido tacto de los labios del mayor sobre su piel, mientras le seguía, en realidad ella conocía poco de la ciudad, solo sitios de interés general así que poco ubicaba de hacía donde se dirigían pero no protesto, le gustaba que aunque su comienzo fue un poco apresurado, era un joven con modales y elegancia, era encantador. – Le sorprenderá saber que llevo algunos años viviendo por aquí y conozco muy poco en realidad, gracias por ser mi guía ¿Es usted de por aquí? En caso de que no creo que perdernos juntos es una buena manera de tener una aventura- Cuando estaba nerviosa hablaba demás, Cate tenía los modales de una princesa cuando era el momento debido pero en circunstancias más relajadas se comportaba como una niña. Poco a poco la pequeña calle por la que andaban les dio paso a una zona sumamente colorida y concurrida, por las personas que entraban y salían de las pequeñas y grandes galerías, era maravilloso, París era una de las capitales del arte en el mundo y poco había tenido la oportunidad de adentrarse a conocer todo lo que esta ciudad tenía para ofrecerle, así que estaba emocionada, se acerco más al joven, tomándolo por el brazo en un cómodo abrazo mientras andaban por la calle- Esto es verdaderamente hermoso…- se aparto un momento corriendo, mientras giraba con sus movimientos de bailarina, disfrutando del entorno pero aun más, de ver al apuesto joven que la acompañaba.
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-¿En serio? Oh! esta muy lejos de casa... ¿Que hace en París?- Él tenía algo, algo especial, que contrastaba con ella pero no sabía explicar, quizás era por su edad, él habría vivido muchas cosas que ella aun ni pensaba, y es que aunque no era una chica común disfrutaba de hacer cosas normales. salir con sus amigas, estudiar y soñar todo el tiempo, era como una niña de trece años, que no ansiaba crecer pronto. -Ahm... si, bueno... es que no tomó café, me pone hiperactiva pero si que me gusta el té- dijo asintiendo con una amplia sonrisa. Ni siquiera había pensado en el tiempo, por primera vez en su vida no le preocupaba meterse en problemas, se estaba diviertiendo como nunca, no tenía miedo o pena de ser ella misma por que el joven que la acompañaba la motivaba a serlo.
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Como niña obediente volvió a tomar el brazo del mayor siguiéndolo con confianza ciega. Algo en él la hacía no tener dudas de su bondad, aunque al igual que ella guardaban oscuros secretos en su alma.
-La conozco pero me gustaría escucharla de sus labios- un rubor suave apareció en sus mejillas- Si no le importa, sería mucho más instructivo que leerlo en una aburrida lección de historia.- Sentados en la mesa, a la tenue luz de la tarde todo parecía mágico, escuchaba atentamente al más alto imaginando todo aquello que le contaba, había visto las fotografías e imágenes pero nunca había pensado si quiera en la posibilidad de poder visitar un lugar como ese, estaría penado por las normas de la escuela, adentrarse en lugares tan riesgosos y peor, no atender el toque de queda, que por estos momentos estaba ignorando, la hora límite para su regreso al castillo estaba próxima, pero por primera vez en su vida no quería volver, quería quedarse a disfrutar de la compañía del príncipe de ojos azules que conoció apenas una hora atrás.
Cuando el mesero llegó pidió un té simple de lavanda, le encantaba porque era una infusión relajante y en momentos como estos, que su corazón latía con intensidad necesitaba calmarse, dos terrones de azúcar, y no dejaba de morderse los labios constantemente.
-Es una pena que aunque llevo cinco años viviendo acá nunca tuve la oportunidad de conocer lo que era vivir cotidianamente, mi escuela es muy estricta, solo puedo salir los fines de semana y por un par de horas, con mis amigas, me meteré en problemas por decir esto pero… aunque ya es tarde, me gustaría quedarme un poco más con usted y… ¡Que le parece si vamos a las catacumbas! ¡A verlas y explorarlas!- nunca pudo haber imaginado algo más bizarro, bueno, quizás si, pero lo impactante no radicaba en la idea si no en que podía hacerse realidad, en lo riesgoso que podía ser y en lo excitante que resultaba, era una aventura, y sentía como todo aquello que reprimió por años para mantenerse al margen y ser una joven dedicada y ejemplar ahora quería disfrutar del mundo, ser valiente, atrevida.
¿Qué pensaría su hermano si la viera ahora? Seguramente le tiraría una copa de agua fría en la cabeza por no guardar postura, o peor aún, por estar hablando con un muggle, pero Darío no era ordinario, tenía algo “mágico” para ella él era más poderoso que cualquier magia o hechizo, más poderoso que la amortentia o que sus propias habilidades, él robo su corazón, y eso le daba un poder absoluto sobre su mundo.
El gran comedor permaneció en calma, cuando la directora anunció al ganador de la copa de este bloque todos se alzaron e aplausos y felicitaciones, los Slytherin quienes eran más reservados permanecieron apacibles en sus asientos alentando solo un poco con algunas palmas, Reggan sabía que no había podido hacerlo todo por que llegó a mitad del bloque, se perdió muchas clases y actividades, pero este bloque las recompensaría con mucho. La cena continuo con normalidad, bueno, dentro de lo que cabía decir “normal” en Hogwarts, la decoración de Halloween era perfecta, aun para el peculiar tono rosa de las calabazas de la mesa de las serpientes, los fantasmas volaban por la habitación, no había tenido oportunidad de charlar con el Barón Sanguinario o con cualquiera de los espíritus que ahí habitaban. Al menos con la mayoría… una estruendosa e irritante voz resonó por el lugar, todos alzaron la mirada y escudriñaron el lugar en busca del portador, una horrible criatura se materializo siendo el responsable de caras de miedo, sorpresa y enojo –por parte de algunos profesores- Él por su parte lo miraba inexpresivo, continuaba con su racha de cambió de humor, todos murmuraban mientras la criatura seguía lanzando constantes insultos, en especial contra la directora que furiosa intento atacarlo pero desapareció a través de la pared ¿Qué era eso? No importaba, al menos no por ahora por que antes de irse les dejo un pequeño obsequio, una broma de Halloween, bombas apestosas, era sumamente desagradable, la conmoción en el comedor fue inmediata, todos salieron de sus asientos intentando cubrir su olfato del terrible aroma, al menos no permaneció demasiado, el postre llegó pronto, todos se notaban impacientes por regresar a sus habitaciones a ponerse el disfraz para el baile, él solo quería ver a Ely.