Deambulaba sin un rumbo fijo por los amplios corredores del castillo que sería su hogar por un año antes de regresar a Rumania, con su hermana y así destituir a su tío del título de conde que le fue asignado cuando su padre murió y que nunca mereció realmente. Por ahora debía asistir a clases, llevar buenas calificaciones y buena conducta, con lo primero no tenía problema, era un joven brillante, adiestrado en la magia y con una habilidad ilimitada a la hora de aprender nuevas cosas, se suponía que por eso estaba aquí, los miembros de la orden habían hecho un excelente trabajo durante tantos años educándolo pero ahora llegaba el momento de enfrentarse al mundo real y con ello aprender a convivir con jóvenes estudiantes de su edad. Un fiasco total producto de un chantaje, su tío se atrevió a jugar con lo más sagrado para él, Catherine. No se saldría con la suya.
Por ahora conocer las mazmorras había sido una grata sorpresa, si bien era un lugar frío y obscuro de cierta manera le recordaba a casa, lo que si no le pareció fue que tuviera un compañero de habitación, por dios, quien sabe qué clase de persona podría ser, alguien sin clase o cultura o aun peor, un mestizo, esa idea sí que lo ponía incomodo, por ahora no habían llegado a toparse pero por otro lado podría ser alguien sumamente agradable, interesante, elegante y bien parecido, estaba la incógnita en el aire. Ya se daría el tiempo de conocerlo luego, por ahora solo quería salir de ahí, salir y recorrer los jardines o alguno de los invernaderos de los que había escuchado por los cuadros de las paredes que le contaron que la sala común de las serpientes estaba bajo el lago negro, ahí quería estar, no había nada como el bosque para animarlo, siempre iba ahí cuando sentía que perdía el control y cuando no quería asesinar a alguien para librarse de esas emociones.
Con lo que no contaba era que a su paso se toparía con una clase. No quiso pretender que estaba huyendo de ello, por el contrario, la idea de tomar la primera clase en la nueva escuela justo el día que llegó era emocionante, pero el panorama pronto se volvió abrumador cuando se acerco al grupo de estudiantes reunidos, las clases fuera siempre provocaban una sensación mucho mas vigorizante que estar dentro de un aula pero al parecer el tinte rosa de la profesora le había afectado las neuronas por que estaban sentados sobre una enorme manta de picnic comiendo galletas y estaban demasiado cerca, aquello le abrumaba, se concentro en mantener la calma, pensar demasiado en ello le atraería estrés y eso afectaba a su piel.
Se sentó lo mas retirado posible de los estudiantes pero lo suficiente como para escuchar a la profesora, estaba impresionado de la cantidad de personas asiáticas que había, una escuela muy diversa en comparación con lo que imaginaba, creía que habría más Ingleses, incluso Americanos pero ya ver tanto Oriental era desconcertante aunque interesante, nunca había ido a ningún país de aquellos y le intrigaba la idea de poder conocer nuevas culturas como esa. Pronto se dio cuenta de que trataba la clase, CCM, y hoy verían demonios de agua.
Lo contraproducente de tomar clases privadas en casa toda la vida fue que Ree nunca llego a conocer muchas de las cosas que veía en los libros, entre ellas la amplia gama de criaturas mágicas, si, a los dragones los conocía a la perfección, al ser de la Aristocracia Rumana su familia estaba ampliamente relacionada con tan fascinantes criaturas, no por algo allá se ubicaba el santuario más grande del mundo mágico. A ellos los había visto demasiadas veces, los había estudiado y sabía sobre ellos pero del resto estaba meramente amaestrado en conocimiento literario.
Grindylows , si, los conocía, aunque nunca había visto uno, era increíblemente repulsivo pero aun así Reggan quería acercarse a examinarlo, tocarlo, y aclarar todas las dudas que tenía, era el método perfecto, experimentación, pero no creía que la profesora fuera a dejarlo diseccionar a la criatura. Escucho a sus compañeros y luego añadió algo que falto a la información:
-Se encuentran clasificados por el ministerio como criaturas con escala XX que son inofensivas o en su defecto pueden ser domesticadas.
Los murmullos y risas no se hacían esperar en los corredores, salas comunes, torres, en cualquier lugar al que pudiera ir el espíritu de juventud que recorría con jovial alegría el castillo. Hoy, la última noche del bloque, el cierre de un ciclo. El final secundario de lo que comenzó hace un par de meses que llego a Hogwarts, esta noche una casa se coronaría campeona sobre las demás demostrando su determinación y fuerza para sobresalir, para ser la mejor, por tener a los alumnos y miembros más destacados, con propósitos firmes que lograron cumplir. A simple vista podría parecer algo simple, una sana convivencia estudiantil, pero para Reggan en los momentos en que avanzaba hacía el gran comedor, con su impecable uniforme significaba mucho más… Todo había sido tan divertido, la convivencia, conocer a personas de su edad, magos admirables que demostraban que no era necesario pertenecer a una familia influyente o ser portador de una pureza de sangre que trascendía generaciones, eso era todo lo que necesitaba saber, que existían personas excepcionales que eran autenticas y únicas. Ely, Daría, Wen, Mía y a todos a los que aun no conocía. Siempre busco la belleza estética, los sentimientos eran algo pasajero, pero la experiencia vivida en los imponentes muros llenos de historia que se convirtieron en su nuevo hogar le demostró que las personas eran mucho más que objetos, como él los utilizo durante tanto tiempo, de formas y maneras inimaginables, dignas de un monstruo, eso era, un ser despreciable, lleno de odio e ira, carente de cualquier sentido de humanidad, quien dijera lo contrario estaría mintiendo, una mente brillante nublada por la creciente necesidad de aparentar algo que no era. Se daba cuenta de que todo lo que creyó haber vivido y la experiencia de la que presumía solo eran mentiras, su vida era una mentira, su sonrisa, su belleza, su personalidad, su familia, nada tenía valor. Todo perdía sentido mientras avanzaba con expresión vacía, entrando al gran comedor donde las risas se alzaban, las voces jubilosas de emoción ascendían dando buenos deseos, expresando las ideas más triviales y a la vez fascinantes, todos lucían radiantes, estaban de fiesta, había tantos motivos para ello.
El joven Slytherin se sentó a la mesa con una sonrisa inexpresiva en los labios, parecía que todo a su alrededor se movía en cámara lenta mientras uno a uno, sus compañeros se unían a la celebración, Reggan observaba a cada uno de ellos. Todo estaba preparado, estaba escrito que esta sería una noche mágica, sin embargo, el joven de ojos ausentes, mirada cansada por la última semana que paso sin dormir resultaba aterrador, se corto el cabello, su piel había palidecido más de lo común, el encantador misterio que lo rodeaba se convirtió en una alerta de peligro. La mueca en la que se había convertido aquello que se conocía como sonrisa se deformo aun más cuando el prefecto habló, sus primeras palabras resonaron en su mente y ensordecieron el resto:
- Es una noche especial, ¿no? – Su decimo octavo cumpleaños llegaría en tan solo unas horas, al timbre de la media noche, eso significaba varias cosas, sería mayor de edad, con ello vendrían más responsabilidades, no solo físicas, emocionales, si no legales, se convertiría en el líder de la familia Stoker, pero nunca imagino que la repercusión sería tan grande y estremecedora para su mente, entendía el por que hizo todo lo que hizo en el pasado, desde que perdió a sus padres, cuando se dejo llevar por la lujuría, los vicios, la sed de sangre, no se estaba entregando al destino de su familia, quería aplazar este momento en lo más posible, evitarlo ahogándose en sexo y alcohol, drogas y la muerte de inocentes para no aceptar que lo peor aún estaba por venir, que lo que le aterraba no era perder su belleza o su poder, si no… él mismo, su verdadero ser y de lo que era capaz, nunca estuvo preparado pero era una realidad, y esta noche, la llave que mantenía cerrada esa puerta y que creyó se había perdido no era necesaria, ya que el mal que estuvo recluido durante diecisiete años, once meses, cuatro semanas, dos días, Veinte horas, varios minutos y muchos segundos que no se detenían, saldría al filo de la doceava campanada del reloj, al filo de las dieciocho primaveras que se había sentido solo, en casa, con la esperanza de que todo cambiaría en algún momento. Funcionaba en automático, se puso en pie, su cuerpo rígido se movía involuntariamente imitando las acciones de los demás, alzo la copa brindando con sus compañeros mientras en su cabeza algo terminaba de romperse. El brillo de sus ojos no existía, y aunque su porte, hermoso y elegante, lucía como siempre, él ya no era el mismo, y no lo volvería a ser.
Una tenue luz de cordura ilumino la obscuridad que se cernía sobre su alma, solo un pequeño resplandor, hasta la media noche le permitiría disfrutar el par de horas que le quedaban, para ser joven, autentico, para divertirse… tomó el pequeño paquete que había frente a él en la mesa, era un collar con un significado entrañable, lo coloco en torno a su cuello, este resplandeció a la luz de las velas, antorchas y decoraciones halloweenescas que adornaban todo, parecía todo sacado de una historia en la que existían las brujas, los vampiros, hombres lobo, criaturas que atormentaban a los mortales en esta terrorífica y mágica noche, aquella en la que todos celebraban el comienzo de nuevas cosas, cercano a celebrar el día donde los espíritus caminaban entre nosotros, era tan extraño.
#LetsMeet
PREFACIO:
“Detrás de todas las cosas exquisitas hay algo trágico”
Soy un joven Aristócrata. Un caballero de actitud refinada con costumbres antiguas pero con la mente abierta de la era contemporánea.
Me apasiona el arte, soy amante del placer –no solo físico, eh vivido en el pecado por tanto tiempo que ya no me llama el deseo carnal, más que nada lo busco en lo intelectual, espiritual y emocional- y el poder. De modales impecables y aspecto angelical, nadie sospecharía que alguien como yo guarda obscuros secretos que a cada instante condenan su alma a un tormento perpetuo en el más profundo de los abismos. Soy encantador, lo sé, puedo ser la mejor de las compañías o la peor de tus pesadillas, todo depende de ti y de cuán bien sepas comportarte, conoce tu lugar para no tener que recordártelo.
No temo hacer lo necesario para obtener lo que quiero, y siempre lo hago. Sínico, hipócrita… claro que sí, nunca me han llamado así pero cada quien sabe lo que es, las personas suelen amarme o mejor dicho, a lo que aparento ser. Eh hecho lo necesario para sobrevivir, y cuando lo conseguí comencé a vivir mi manera. No, no me atemoriza el futuro, por el contrario, nací con la “virtud” de poder mirar hacia él, yo lo llamo de otra manera “maldición” una maldición que no me permite esperar lo inesperado, yo no creo en las coincidencias, pero sé mejor que nadie que todo pasa por una razón, quizás por ello manipulo todo y a todos a mi antojo pero tranquilos se apreciar a aquellos que son leales sin buscar nada a cambio pero tampoco es que pueda confiar en alguien a la ligera, soy calculador y metódico, el lado más conveniente siempre será el mío y si no estás ahí estas en mi contra ¿Crees salir bien librado de ello? Toma tus precauciones y aléjate de mí o ven conmigo y entrégate a la obscuridad de una vida llena de placeres que ni en tus sueños más horridos pudiste haber conocido.
Reggan B. Stoker. Es un placer conocerlos.
Off: Lamento haber tardado tanto en publicar mi presentación que debió estar casi desde mi llegada pero tuve algunos problemas. Sin mas contratiempos, es un honor estar en Slytherin y poder formar parte de la mejor casa de Hogwarts.
-Ahm…- No había pensado en que le diría una vez que se acercará, ser chica lo volvía impulsivo pero se saco una historia creíble.- Soy… Lilith!- El nombre de su madre se le vino a la cabeza- Y… soy nueva, bueno, llegue hace unas semanas, te eh visto en clases aunque quizás tu a mi no porque no soy tan participativa en clases- bajo la mirada aparentando estar apenada- Pero creo que es momento de dejar eso de lado y hacer amigos y tú me llamaste mucho la atención ¿Te gustaría salir conmigo hoy? Podemos hacer muchas cosas divertidas ¡Una tarde de chicas!- Dijo emocionada saltando.
- ¡Ahm espera! ¡Iré a vestirme y vuelvo corriendo! – Salió corriendo del agua en caminó al castillo, fue tan rápida como pudo, gracias a sus influencias tenía ropa de mujer que le sentaba perfectamente, benditas sus damas de compañía que no entendían porque quería eso pero no pidieron más explicaciones. Una vez lista regreso toda velocidad hasta el lago, tanto como los tacones altos le permitían.
-¡Lista! Entonces ¿A dónde te gustaría ir? ¿A Hogsmeade, a Londres, de compras, por un café, al cine, al teatro, a un concierto, a la luna?- dijo con una sonrisa encantadora presa del amor que sentía por la menor.-
Salvo por que tuvo la oportunidad de conocer a las criaturas en persona, esta clase había sido muy similar a las que tenía en casa y mucho más corta, si bien había entendido que en las clases pasadas solían interactuar con las criaturas incluso en su entorno hostil ahora solo una clase explicativa lo dejaba con demasiadas expectativas incompletas y por lo tanto con un sentimiento de vació en el pecho que solo podría ser llenado con indagar en la biblioteca del castillo el resto de la tarde u organizar sus memorias mientras recorría el lugar para familiarizarse cuanto antes con todo, pero aquí las cosas eran abrumadoras, la profesora Avery, la inusual joven que debía ser mucho mayor que todos y se comportaba de aquella manera tan infantil de cierta manera lo había decepcionado y a la vez le parecía interesante ¿A caso el tinte le había quitado la poca cordura que le quedaba? No tenía ni idea, aunque estaba seguro de algo, para ser una profesora en Hogwarts debía haber algo extraordinario en ella, y eso era lo que quería conocer, la parte “mágica” de una mujer de la que podía esperar cosas asombrosas por el simple hecho superficial de que se le hubiera otorgado un puesto como aquel, Reegan estaba acostumbrado a fijarse mucho en esos detalles pero más que eso, su primera impresión de Wendolyn estaba dispuesta a cambiarla por los motivos correctos.
Se puso de pie y se alejo del grupo dirigiéndose rumbo a los jardines para pasar el resto de la tarde fuera, intentando descifrar que haría ahora que estaba tan lejos de casa.
Nombre del personaje:
Reggan B. Stoker
Apodo(s): Ree, Conde Reggan, Conde R. El heredero.
Edad: 17 años
Fecha de Nacimiento: 31 de Octubre de 1998
Lugar de Nacimiento: Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Lugar de Residencia: Castillo Vlad, Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Orientación Sexual: Pansexual: Es una orientación sexual humana caracterizada por la atracción sentimental, estética, romántica o sexual independientemente del género o sexo de otras personas así como toda práctica sexual. También es definida como atracción sexual a todos los géneros, incluyendo géneros no binarios.
“Era tan extraño, no tenía sentido, pero nada en su vida lo tendría, a partir de hoy. “
||Privado|| Flashback || El día en que perdí lo único que me mantenía cuerdo || #NaturalMGC #TagAnimalesFantásticos #TagMágico ||
Día 2: Basilisco.
En mi familia, nunca había nacido una mujer. Esa fue una tradición que nos precedió desde hacía trescientos años, desde las primeras generaciones hasta las actuales. Por ello, hace dieciséis años, cuando Catherine, mi hermana menor, nació, todo se volvió un completo lío para nuestra familia.
Un hijo, un heredero, el primogénito legítimo y nada más. Los matrimonios eran arreglados entre familias de nuestra clase, buenas esposas, fieles a la causa. Todo eso cambió cuando llegó mi madre; Lilith Lioncourt. Si bien los Lioncourt eran una familia de magos tenebrosos, ella era distinta en muchas maneras, ella no predicaba la magia tenebrosa, era una bruja que adoraba la magia de la naturaleza, aquel poder antiguo que siempre había gobernado nuestro mundo.
Una bruja natural de su tipo, adoraba la belleza legitima de las cosas, ella me enseño todo lo que se sobre arte, música, tocaba el piano, el chelo y el violín de una manera tan brillante y hermosa, ella fue mi musa por mucho tiempo, incluso antes de saber que significaba aquella palabra, fue la persona a quien más cercano eh sido prácticamente toda mi vida. Solo ha habido dos personas así, ella y mi hermana, Catherine. Mi padre se la pasaba viajando, eran raras las veces que estaba en casa y esos días solo pasaba el día dándome lecciones sobre magia, nunca tuvimos una relación fuera de las practicas, y aquello sucedía con mi madre, se la pasaba trabajando, por ello la noticia de mi hermana nos tomo a todos por sorpresa, yo estaba feliz, pero era el único, comenzaron a haber sospechas que fueron comprobadas mucho después, fue la época en que mi padre comenzó a pasar más tiempo en casa, solo para repartir golpes e insultos contra ella, era terrible tener que ver a la mujer que era mi heroína volverse una persona sumisa y retraída, algo completamente distinto a su naturaleza, pero comenzó a temer por su vida, era comprensible. Lo que me mantuvo al margen durante todo ese tiempo para no intervenir, vamos, era un niño de ocho años, poco había que pudiera hacer entre esos dos, pero había alguien a quien podía ayudar, mi hermana menor, que sufría, por la falta de nuestra madre que se pasaba los días enteros encerrada en su habitación y porque mi padre la despreciaba enormemente, la ignoraba completamente y dejo de preocuparse por ella, era aterrador. Se volvió mucho más estricto y severo conmigo. Unas semanas después de que los azotes comenzaron nos dieron la noticia de que mi madre estaba muerta. Nos hicieron caminar tras el ataúd, un paramo solitario y nevado mientras nuestros parientes más despreciables y cercanos, sin ninguna clase de dolor o tristeza solo se deshacían de un problema, me tomo mucho tiempo comprender que había sucedido, pero aquella frase que ella me dijo solo unos días antes se quedo conmigo para siempre: Si algo me pasa, tu padre es el responsable.
No paso mucho para que él también fuera asesinado, antes de morir me confesó que él no había sido responsable. Yo nunca le creí, creo que si aun viviera yo mismo lo mataría con mis propias manos. Todo resulto ser un caos, al parecer Lilith lo estuvo engañando desde poco después de que se casarán, un par de años para ser exactos, con alguien que no era de nuestra estirpe, un mestizo, el peor insulto para nuestra familia y la de ella, pero eso no era lo peor, se creía que Catherine había sido el resultado de esa unión prohibida, por lo que la niña comenzó a ser aborrecida por todos, y ella lo sabía, lo sentía, creía que nunca debió de haber nacido, Ree, sin saberlo la protegía de todo y todos, muchas veces trataron de matarlos, y todas las evitó cuando quedaron a cargo de su tío, hermano de su abuela. Personas despreciables que constantemente los asediaban. Se tomó una decisión, al no poder deshacerse del “problema” al menos lo alejarían.
-¡REE! ¡NO DEJES QUE ME LLEVEN!- El niño de pie junto a la escalera contemplaba la escena que se desarrollaba frente a sus ojos, Catherine tiraba con fuerza de la mano de una de las sirvientas, pataleaba y gritaba en medio del llanto, intentando soltarse de su agarre, una pequeña maleta reposaba a su alrededor, hacía poco acababan de celebrar su cumpleaños número once, solos en su habitación, entre risas y canciones, solo se tenían el uno al otro y ahora se la estaban llevando, sin saber a dónde. Ella no tenía miedo de a donde pudieran llevarla, temía por que la estaban alejando de la única persona que había sido buena con ella en toda su vida, de su hermano. Pero Reggan no se movió, ni siquiera dijo algo para despedirse.
Hacía solo unos minutos antes su tío se acerco a él, le planteo una idea, una remota idea de lo que la estancia de su hermana en aquella casa significaba y significaría a largo plazo. Él no pensaba en sí mismo, si no en lo que sería mejor para la pequeña Cate, quien aun estaba a tiempo para vivir una vida lejos de este lugar, alejada del desprecio, de la indiferencia y el dolor, él se quedaría, siendo el heredero legitimo si intentaba escapar ella también moriría, renunció a quien era su razón de mantenerse firme ante las adversidades, la única persona que lo entendía, quizás la única a quien llegaría a amar de aquella manera en su vida, su hermana, su mejor amiga.
La nieve se colaba por la puerta principal que permanecía abierta mientras la sacaban por la fuerza. Siempre viví en Transilvania, el castillo Vlad había sido maldito con un invierno perpetuo y nunca antes en mi vida había tenido tanto frío como ese día.
Los ojos del menor se llenaron de lagrimas, pero permaneció inmóvil, con la mirada fija en los ojos azules llenos de miedo que ya no estaban, la puerta se cerró de golpe dejando un silencio absoluto en la estancia, las lagrimas caían pero no se movió, estaba petrificado, hasta el anochecer que regresó a su habitación en la que duró una semana encerrado, sin comer, sin hacer nada más que pensar en que todo aquello había sido lo mejor para Catherine, aunque lo odiará después nunca podría perdonarse a sí mismo que siguiera sufriendo en aquel lugar lo que ahora él tomaría como un estilo de vida. Ese día perdí todo lo que me volvía humano, lo que mantenía aquella parte de mi alma que no era tan mala, dándole paso a mi verdadera naturaleza, mi verdadera y terrible realidad.
||Privado|| ¿Crees en el destino? El comienzo de algo nuevo || 15/10/2016 || 4:00 pm. || Paris, Francia ||
-Apresurate… ¡Catherine!
La joven que mantenía la vista fija sobre el horizonte alzo la mirada y asintió, se apresuro a tomar su bolso que estaba en el suelo a su lado y con la gracia de una bailarina corrió hacía el grupo de chicas que la esperaba en la puerta del esplendido palacio que había sido su hogar los últimos cinco años, ni siquiera en todo ese tiempo había puesto un pie de vuelta en Transilvania, en el castillo Vlad. No tenía nada que hacer ahí, solo extrañaba profundamente a su hermano, pero sabía que él no la necesitaba, al menos no de la misma manera, sabía que le gustaba estar solo y que la quería lejos, así estarían bien.
Su hermoso cabello dorado se agitaba con gracia, sus preciosos ojos azules lo exploraban todo, sus dulces labios no dejaban de sonreír y esbozar expresiones de sorpresa y encanto por cualquier cosa nueva que veía, en el mundo muggle, todo para ella era desconocido y misterioso, sumamente llamativo, nunca tuvo la oportunidad de salir a conocer el mundo, no con tantos riesgos alrededor, y mucho menos con sus extraordinarias habilidades que no podría llegar a ser expuestas ante las personas ordinarias. Habilidades que guardaban secretos terribles, ocultos bajo la inocencia de una mujer en el cuerpo de una niña, aun a pesar de aparentar menos edad de la que en realidad tenía, a sus dieciséis años era una talentosa bruja, hábil en todas las ramas, especialmente en transformaciones, una de las animagas más jóvenes registradas hasta el momento por el ministerio, una persona brillante, sumamente inteligente y al mismo tiempo llena de preguntas, un espíritu joven, constantemente asediada por el fantasma de la reputación de su familia, atormentada por lo que le deparaba el futuro, no tenía los mismos dones que Reggan y ella no podía prescindir de la clarividencia y él prefería evitar el tema con ella, sus cartas eran tan monótonas, tan inexpresivas, como si intentara calmarla pero pidiera auxilio, ocultándolo todo, aquello la preocupaba mucho. Pero eran partes de la misma moneda completamente opuestas, ella trataba de escapar de la obscuridad inscrita en su alma desde su nacimiento y Ree solo se había entregado a ella, amaba a su hermano y quería salvarlo pero ¿Cómo ayudar a una persona que no quiere ser salvada? Esto y mucho más la mantenían en constante reflexión. Pronto él asumiría las responsabilidades como jefe de la familia, en su decimo octavo cumpleaños ¿Sería el final del periodo de miedo hacía el apellido Stoker o el comienzo de una nueva guerra mágica? Temía por la vida de aquel niño del que se enamoro por cuidarla y protegerla tanto tiempo, quería hacer lo mismo por él y lo haría, así tuviera que renunciar a sus votos de amor por la vida, de bien, de nobleza, de todos los valores en los que creía, lo haría, por su hermano. Sabía que ella nunca debió de haber nacido, en la familia nunca antes nació una mujer pero él la convenció de no creer en eso, le dio el valor de aceptarse y le estaría eternamente en deuda por ello.
-Te quedaste demasiado callada…- sus ojos se posaron sobre la chica frente a ella que bebía su té con elegancia, Cate le regalo una amplia y tímida sonrisa negando.
-Lo lamento, me quede pensando en…- Fue interrumpida.
-¿En el chico de tus pinturas? Tu hermano… Reggan-
-Si…- Su mejor amiga, Amanda, solía hablarle demasiado del joven de ojos claros al que había pintado infinidad de veces de tantas maneras diferentes, como si intentara descubrir todas sus facetas, conocerlo por completo, en el pasado ella creía que era una especia de amor platónico hasta que le contó sobre él. Cinco años después de conocerse seguía haciéndolo, justo como la primera vez, era como si el tal Reggan, que sonaba maravilloso en sus historias, jamás hubiera crecido, se quedo como el niño de trece años que se quedo en Transilvania. Le preocupaba su amiga, había sido como una hermana para ella todos estos años, su familia la conocía y la adoraban. En cambió sabía muy poco de ella, solo un poco más de lo que la mayoría podía ver pero eso no le decía nada, nunca se atrevió a llegar más lejos, por miedo y respeto, Stoker no era un apellido que se tomara a la ligera pero ella parecía en verdad ser completamente distinta, cuando su naturaleza saliera a flote, no quería tener que despedirse de su amiga.
-Está bien, te lo aseguro, por lo que me dices, que dejo de escribir, yo creo que es por la nueva escuela y todo eso, quizás hasta conoció a una chica y está enamorado, por eso no piensa en nada más.-
-¿Reggan enamorado? Eso sería maravilloso, sé que no habría nadie así de buena para él pero cuando la conozca o si ya lo hizo sé que debe ser asombrosa, hermosa y espero… que sea capaz de entenderlo y amarlo como nunca nadie lo ah hecho y estoy seguro de que él hará lo mismo, puede que sé un poco necio pero es un buen chico, muy leal, un compañero para siempre.
-Eso me pone en duda, te la pasas pensando en tu hermano al que no has visto por cinco años, ni siquiera sabes cómo se ve ahora, pero fuera de eso debes comenzar a pensar más en ti, no todo es estudio y entrenamiento- Tomo su mano con ternura- Diviértete, eres muy joven, eres hermosa, inteligente, debes comenzar a salir más, quizás conocer un chico- Dijo con una sonrisa insinuante que hizo que las mejillas de la menor se ruborizaran de golpe.
-No, no tengo tiempo y además, tú sabes que mi vida son las historias, la ficción, tengo expectativas muy irreales sobre el amor, sobre los hombres, prefiero quedarme con los héroes de mis novelas románticas, con sus aventuras, con sus vidas asombrosas, eso sí que es para mí.- abrazo su bolso con fuerza, aquel que iba lleno de libros, algunos de sus favoritos.
-Eso no es correcto, podrías buscar tus propias aventuras, convertirte en una heroína como en tus historias, vivir un romance como ningún otro, tienes todo para ello, solo te hace falta emprender el camino, recuerda que las caídas también son parte de la vida, no te arrepientas de nada, vive al máximo, forma experiencias, ten el valor de enfrentarlo todo. Te quiero y no me gustaría ver que un día, dentro de mucho tiempo me digas que te hubiera gustado pensar más en ti, eres la persona más solidaria y noble que conozco pero debes ser un poco egoísta, al menos piensa en lo que te he dicho hasta el momento, es un consejo de alguien que quiere verte feliz.
-Soy feliz…-
-¿Realmente lo eres?- La menor se quedo pensativa mientras bebía de su jugo observando los pastelillos sobre la mesa, alzo la mirada observando a sus otras dos amigas haciendo fotos con una cámara instantánea cerca de ahí.
-Lo haré… pensaré en tu consejo, gracias- Apretó su mano suavemente ocultando su miedo bajo una sonrisa llena de esperanza e ilusión. – Ahora vamos, no tenemos todo el día, hay que aprovechar el paseo antes de volver…-
*
Desde que llego a Beauxbatons todo fue completamente distinto, no tardo demasiado en adaptarse al ambiente tranquilo y de ensueño que se respiraba en los corredores del esplendido castillo que ahora era su hogar, si bien el castillo Vlad era un palacio era todo lo contrario, aquí todo tenía un toque mágico, como en las historias de princesas, príncipes y dragones que le gustaba leer, y no como un castillo al estilo Drácula o el doctor Frankenstein, en la época victoriana, pero no en el sentido bueno, en casa aun se conservaban costumbres muy arcaicas y sin sentido. Cuando fue sacada de ahí no sabía cómo sentirse, pero una vez fuera nunca regresó, solo habría una razón por la que volvería y él la quería lejos. Pensaba en todo aquello mientras mantenía la mirada fija sobre una frase en el libro que leía: “No hay nada que el arte no pueda expresar”- Algo que sabía que su madre creía firmemente, ella le enseño a apreciar la belleza en todas sus formas, le enseño a pintar y estaba segura de que si se hubiera quedado un poco más a su lado, le habría enseñado a ser tan fuerte como ella. El protagonista de aquel libro le recordaba de cierta manera a su hermano, un chico hermoso, que ocultaba profundos secretos que condenaban su alma, no conocía a Reggan, al igual que él no la conocía a ella, cinco años no pasaban en vano. “El mundo es muy grande y está lleno de gente maravillosa” – Aquella frase colocó una amplia sonrisa en sus labios, cerro el libro y lo abrazo con fuerza contra su pecho, lo guardo en su bolso que se colgó a la espalda y se levanto de su silla, mirando a sus compañeras que se quedaron inmóviles cuando notaron su expresión: -Es hora de regresar…- Interrumpió una de ellas -Regresen ustedes, yo volveré pronto…- En cualquier otra situación, Samantha no la habría dejado sola pero entendía lo que estaba haciendo así que solo asintió. -Vamos, las tres chicas emprendieron el camino de vuelta al lugar donde podían usar el traslador sin problemas, dejando a Catherine de pie en medio de la concurrida sala de té donde cada vez se reunían más y más personas, si había algo que a Cate no le gustaba era eso, y más los muggles, eran extraños, muy interesantes pero le incomodaban, así que tomó paso hacia la salida, sin poner mucha atención al frente termino por estrellarse con alguien que venía de frente, un joven, alto, con un hermoso cabello rubio y facciones aun mas bellas, ella se quedo inmóvil pegada a él solo mirándolo hacia arriba, era mucho más alto, quedo atónita sin decir nada durante unos segundos en los cuales todo a su alrededor desapareció y solo existían ellos dos, tenía una cara de sorpresa única, hasta que cayó en cuenta de donde estaban y el bullicio regreso a sus oídos, retrocedió inmediatamente dejando caer el bolso de sus manos, se ruborizo de golpe y se inclino a levantarlo exclamando con pena al levantarse: -Lo siento mucho, eh sido sumamente descuidada y mis pasos insensatos me han llevado a cometer esta falta. – Hizo una suave reverencia alzando la vista lentamente hasta encontrarse con esos ojos azules que le hicieron estremecerse- Disculpe…- dijo adelantándose para salir de ahí lo más rápido posible, quería correr pero se mantuvo firme, solo avanzando, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, preguntándose si los príncipes lucían así, estaba segura de que no, ese chico no parecía un príncipe, parecía un ángel, un hermoso ángel del que ahora intentaba escapar.
*
La voz de aquel joven la había dejado consternada, era una voz tan hermosa que aun resonaba en sus oídos haciéndole una petición que no estaba en disposición de rechazar, mejor dicho no quería, luego cayó en cuenta de que él la había seguido y en realidad le pedía aquello, se giró mirándolo fijamente con asombro: -Que atrevimiento el suyo…- dijo exaltada, no estaba acostumbrada a hablar con chicos, en la escuela la mayoría eran chicas y los chicos de por ahí la evitaban por sus antecedentes, vivía con una constante maldición, su familia. Ella misma se había acomplejado a alejarse de todos para protegerlos, pero este chico, tenía algo diferente, algo peligroso, algo atrayente, aun no sabía que era pero quería descubrirlo, entonces las palabras de Amanda resonaron en sus oídos: Podrías buscar tus propias aventuras, convertirte en una heroína como en tus historias, vivir un romance como ningún otro, tienes todo para ello, solo te hace falta emprender el camino. “Se valiente” se dio ánimos a sí misma y suspiro volviendo los ojos a los contrarios- Lo siento, no estoy acostumbrada a hablar con chicos o personas fuera de la escuela pero… me encantaría poder disfrutar de su compañía esta tarde.- Ahora ella era la que se tomaba el atrevimiento de aceptar estar con un completo desconocido, pero algo en él la hacía confiar. Si su hermano la viera la mataría, luego recordó que no la había visto en cinco años y que poco le importaría así que con una sonrisa encantadora y las mejillas ruborizadas se acerco al extraño para caminar a su lado: -Soy Jade…- no había necesidad de decir más, no sabía si era un muggle o un mago pero no se arriesgaría a que se alejará de ella.
*
-No se disculpe, me cuesta trabajo aceptar que alguien quiera… pasar tiempo conmigo- dijo con una sonrisa apenada, su cara estaba completamente enrojecida por la vergüenza que le causaba comportarse de una manera tan tonta. -Darío- Repitió en voz baja acariciando cada letra con su dulce voz- Es un bello nombre ¿De dónde es? – dijo mucho más tranquila después de que su corazón desbocado se calmara un poco tras sentir el cálido tacto de los labios del mayor sobre su piel, mientras le seguía, en realidad ella conocía poco de la ciudad, solo sitios de interés general así que poco ubicaba de hacía donde se dirigían pero no protesto, le gustaba que aunque su comienzo fue un poco apresurado, era un joven con modales y elegancia, era encantador. – Le sorprenderá saber que llevo algunos años viviendo por aquí y conozco muy poco en realidad, gracias por ser mi guía ¿Es usted de por aquí? En caso de que no creo que perdernos juntos es una buena manera de tener una aventura- Cuando estaba nerviosa hablaba demás, Cate tenía los modales de una princesa cuando era el momento debido pero en circunstancias más relajadas se comportaba como una niña. Poco a poco la pequeña calle por la que andaban les dio paso a una zona sumamente colorida y concurrida, por las personas que entraban y salían de las pequeñas y grandes galerías, era maravilloso, París era una de las capitales del arte en el mundo y poco había tenido la oportunidad de adentrarse a conocer todo lo que esta ciudad tenía para ofrecerle, así que estaba emocionada, se acerco más al joven, tomándolo por el brazo en un cómodo abrazo mientras andaban por la calle- Esto es verdaderamente hermoso…- se aparto un momento corriendo, mientras giraba con sus movimientos de bailarina, disfrutando del entorno pero aun más, de ver al apuesto joven que la acompañaba.
*
-¿En serio? Oh! esta muy lejos de casa... ¿Que hace en París?- Él tenía algo, algo especial, que contrastaba con ella pero no sabía explicar, quizás era por su edad, él habría vivido muchas cosas que ella aun ni pensaba, y es que aunque no era una chica común disfrutaba de hacer cosas normales. salir con sus amigas, estudiar y soñar todo el tiempo, era como una niña de trece años, que no ansiaba crecer pronto. -Ahm... si, bueno... es que no tomó café, me pone hiperactiva pero si que me gusta el té- dijo asintiendo con una amplia sonrisa. Ni siquiera había pensado en el tiempo, por primera vez en su vida no le preocupaba meterse en problemas, se estaba diviertiendo como nunca, no tenía miedo o pena de ser ella misma por que el joven que la acompañaba la motivaba a serlo.
*
Como niña obediente volvió a tomar el brazo del mayor siguiéndolo con confianza ciega. Algo en él la hacía no tener dudas de su bondad, aunque al igual que ella guardaban oscuros secretos en su alma.
-La conozco pero me gustaría escucharla de sus labios- un rubor suave apareció en sus mejillas- Si no le importa, sería mucho más instructivo que leerlo en una aburrida lección de historia.- Sentados en la mesa, a la tenue luz de la tarde todo parecía mágico, escuchaba atentamente al más alto imaginando todo aquello que le contaba, había visto las fotografías e imágenes pero nunca había pensado si quiera en la posibilidad de poder visitar un lugar como ese, estaría penado por las normas de la escuela, adentrarse en lugares tan riesgosos y peor, no atender el toque de queda, que por estos momentos estaba ignorando, la hora límite para su regreso al castillo estaba próxima, pero por primera vez en su vida no quería volver, quería quedarse a disfrutar de la compañía del príncipe de ojos azules que conoció apenas una hora atrás.
Cuando el mesero llegó pidió un té simple de lavanda, le encantaba porque era una infusión relajante y en momentos como estos, que su corazón latía con intensidad necesitaba calmarse, dos terrones de azúcar, y no dejaba de morderse los labios constantemente.
-Es una pena que aunque llevo cinco años viviendo acá nunca tuve la oportunidad de conocer lo que era vivir cotidianamente, mi escuela es muy estricta, solo puedo salir los fines de semana y por un par de horas, con mis amigas, me meteré en problemas por decir esto pero… aunque ya es tarde, me gustaría quedarme un poco más con usted y… ¡Que le parece si vamos a las catacumbas! ¡A verlas y explorarlas!- nunca pudo haber imaginado algo más bizarro, bueno, quizás si, pero lo impactante no radicaba en la idea si no en que podía hacerse realidad, en lo riesgoso que podía ser y en lo excitante que resultaba, era una aventura, y sentía como todo aquello que reprimió por años para mantenerse al margen y ser una joven dedicada y ejemplar ahora quería disfrutar del mundo, ser valiente, atrevida.
¿Qué pensaría su hermano si la viera ahora? Seguramente le tiraría una copa de agua fría en la cabeza por no guardar postura, o peor aún, por estar hablando con un muggle, pero Darío no era ordinario, tenía algo “mágico” para ella él era más poderoso que cualquier magia o hechizo, más poderoso que la amortentia o que sus propias habilidades, él robo su corazón, y eso le daba un poder absoluto sobre su mundo.
||Privado|| ¡Transformada, enamorada, alguien completamente fabulosa! ||
Había pasado un día desde su repentina transformación, y ser mujer se estaba convirtiendo en algo completamente genial, era una experiencia de lo más enriquecedora, descubrió muchas cosas sobre su nuevo cuerpo que siendo hombre ignoraba y se hizo mucho mas consciente de lo delicadas y sensibles que eran las chicas, por otro lado su don se agudizó mucho más y tuvo visiones mucho más claras, era impresionante.
En el pasado siempre había sido alguien sumamente cuidadoso y detallista en especial con su físico y ahora que era chica tenía la excusa perfecta para serlo aún más, y es que, era preciosa, se parecía a su hermana y a su madre, pensaba que si Jade se vería así en el futuro debía protegerla a sol y a sombra de los posibles y seguros pretendientes que tendría, como hombre siempre se pareció más a la familia de su padre, pero ahora que era rubia de ojos azules, alta, esbelta y carismática se sentía mucho mejor, era el cambio perfecto en el momento perfecto ignorando el susto inicial. Se sentía entusiasmada, como si se hubiera conectado con la parte femenina de su ser, aunque no podía dejar de pensar en Maddi poco a poco se despertaba mucho más su interés por los chicos del castillo, eran lindos, y se le quedaban mirando al paso por lo revelador de su “traje de baño”.
No le importaban las miradas, por el contrario, siempre le gusto llamar la atención, y ahora, mientras andaba semidesnuda por los corredores se sentía más libre que nunca. Su destino, el lago le aguardaba, el agua estaba helada, pero resultaba refrescante y deliciosa para alguien que estaba acostumbrado al frió invernal de Rumania. Nadar lo hacía sentir tan relajado que se olvido por completo de sus problemas y preocupaciones y pudo pensar con claridad, había besado a Elysian que estaba transformada en chico, y había sido fascinante, como si hubiera algo muy especial entre ambos pero sabía que debía alejarse de ella, aunque ahora que nadie le reconocía era perfecto que pudieran volver a verse, es lo que más deseaba, pero por sobre todo eso necesitaba al menos poder charlar con Maddie sobre sus sentimientos, quizás confesándolo podría aliviar un poco la carga de su alma.
Iría a buscarla, pensaba mientras se preparaba para salir del agua, ahí fue cuando la miro y no pudo evitar que su corazón se acelerara, con una amplia sonrisa la llamó emocionada:
-Hey! Hola!-con expresivos gestos de su mano le indico que se acercará – Maddie!- ahí estaba, era momento de hacer todo lo posible por que se quedarán juntas, podía aprovechar el hecho de que ahora no era “Reggan” si no… Lilith.
En realidad esperaba una reacción completamente distinta a la que tuvo cuando se le acerco, esperaba que lo rechazara, pero no fue así. La mano sobre su pecho era cálida,, contrastando con su piel, era reconfortante. La miraba con admiración, aun a pesar de todo lo cometido ella era tan noble al concederle la oportunidad de poder estar juntos de nuevo. No se la merecía, definitivamente. Su otra mano se deslizo por su mejilla acariciándola con ternura al escuchar el breve poema que recito con su melodiosa voz, que le dolía y al mismo tiempo lo hacía emocionarse.
Luego vino aquel abrazo que lo hizo desarmarse, la rodeo por la cintura sintiendo el calor de su piel.- Te amo…- susurro quedando fascinado por su sutil amenaza, en caso de que volviera a comportarse como un idiota.- Ely… nunca fue mi intención dejarte y nunca lo haré, eres todo para mí y yo solo quiero estar contigo y hacerte muy feliz.
Estaba a punto de besarla cuando esta se desplomo sobre la cama, la observo y se horrorizo al verla temblar de aquella manera ¿Qué le pasaba? ¿Podía arreglarla con magia? Su primera idea fue que tenía frío, el era experto en ver el sufrir de los demás, no en ayudar, se acostó a su lado, abrazándola y cubriéndose a ambos con las sabanas.
-Tranquila… estoy aquí…-
||Privado|| Ajustando cabos sueltos ||París, Francia ||13/12/2016||
-¿Listos?- Todos asintieron- Reggan ¿Estás listo?- Ni siquiera le dio tiempo de recibir una respuesta cuando el menor golpeo con fuerza la puerta partiéndola a la mitad de una sola patada desapareciendo en el interior de aquel departamento que temporalmente le sirvió de refugio y nido de amor a su hermana y a su “enamorado”, de quien se encargaría ahora.
-¡Carajo! Siempre hace eso… ¡Vamos!- El joven Sherlock dio la orden y todos se abalanzaron al interior del lugar apuntando con sus varitas en todas direcciones, cubriendo el perímetro de cualquier amenaza que pudiera dañar a su amo quien se apresuró a subir las escaleras y sin pensarlo dos veces pateo la puerta de la habitación principal que no supuso ningún esfuerzo para él, seguido por su fiel escolta compuesta por dos de sus mejores mortifagos y maestros, fieles tutores de su infancia en quienes confiaba ciegamente para proteger su vida y claro, Abraham Sherlock un joven y talentoso aprendiz que tenía casi su edad y quien era su jefe de seguridad, era completamente opuesto a Reggan y aun así se entendían demasiado bien, como los mejores amigos, como si fueran hermanos.
-¡AH!- Catherine grito ante el estruendoso sonido de la puerta rompiéndose y Darío se levantó de la cama corriendo para intentar detenerlos pero Reggan fue más rápido y lo tomo por el cuello pegándolo contra la pared mientras las tres varitas a su espalda apuntaban amenazantes al menor.
-Hola, Jade…- Exclamó el mayor mirando a la joven en la cama en ropa ligera- ¿Te diviertes? – dijo con tono despectivo mientras regresaba su mirada al mayor analizándolo con detalle, era lo que las chicas llamarían “apuesto” y parecía encantador, aunque evidentemente era mucho mayor que ella.- Tu… y tu… ¿Tan fácil creíste que podías salirte con la tuya? Llevarte a mi hermana… ¿A caso le contaste de tus negocios con el conde Vlad? ¿Qué te contrataron para matarla?- Reggan tenía una mirada y una sonrisa perversas, disfrutaba esto. El mayor observo a Jade que estaba aterrada por que pudieran dañarlo pero aun más por las palabras de su hermano.
-¡SUELTALO! ¿Es cierto eso que dice? Darío…- Ambos tenía miradas confusas, el mayor comenzó a reír presa de lo descabellado de la situación y dejo el cuello del mayor quien cayó al suelo para levantarse inmediatamente queriendo hacerle daño pero no podía por la amenaza de los mortifagos que no dudarían en matarlo.
-Esto es mejor de lo que pensé, Darío Lutz te presento a Catherine Jade Stoker, tu objetivo, tu plan, tu contrato… Nuestro tío te pago para que te deshicieras de ella.
- Jade…- repitió el mayor mirándola detenidamente.
-¡N0 me importa!- Jade salió corriendo de la cama y lo abrazo- No me importa lo que haya pasado antes, yo no voy a permitir que hagas esto… Reggan.- Era la primera vez que se veían después de cinco años, ambos cambiaron muchísimo.
Él no estaba nada contento:
-No puedo creer que seas tan tonta…- La tomo por el brazo y la aparto con fuerza del mayor justo antes de golpearlo en el abdomen con fuerza.
-REGGAN! ALTO!- Grito la menor desesperada, se acercó hasta ella y la tomo del cabello.
-Vaya, vaya, cuanto has cambiado ¿Cuan tonta crees que te ves ahora? Suplicándome por alguien como él.- Estaba llorando
-No me importa, yo… yo lo amo.-
-Tú no sabes que es el amor, tienes dieciséis años.- Se levantó y pateo al joven que había soportado aquel golpe justo en el mismo lugar.- Sherlock que había sido participe de innumerables actos de crueldad y tortura por parte de su amo no estaba nada tranquilo con lo que hacía. Una y otra vez siguió golpeándolo mientras Jade gritaba, se levantó y corrió hasta su hermano intentando frenarlo pero solo consiguió que se enojara más. La empujo con fuerza haciéndola caer al suelo donde se golpeó la cabeza y se desmayó. Darío al ver aquello se levantó, era un poco más alto que el menor y lo golpeo en el rostro con fuerza haciéndolo caer hacía atrás antes de correr hasta Cate tomándola en sus brazos.-
-Jade!- Reggan sintió la sangre en la boca y escupió mirando a sus acompañantes que estaban furiosos-
-Esperen…- Se levantó y camino hasta a pareja poniéndose en cuclillas frente a ellos.- ¿Por qué? Porque ella… porque tuviste que involucrarte con mi hermana… Una Stoker… tu objetivo ¿En verdad no sabías quién era? Y ahora que lo sabes ¿Qué piensas al respecto?
Si las miradas pudieran matar la de Darío ya lo habría asesinado diez veces.
-El amor no tiene explicación, Jade es diferente a ustedes, a los Stoker, ella cambió su apellido por el repudio que tiene a las personas como tú, yo no puedo creer que ambos vengan del mismo lugar, si decides matarme hoy habré muerto defendiendo a lo que más sentido le ah dado a mi vida, no me importa que fuera mi objetivo, me enamore y eso lo cambió todo para ambos…- De pronto algo se colocó en la garganta de Ree quien bajo la mirada encontrándose con la varita de Jade apuntándole al cuello.
-Uh… que atrevimiento hermanita ¿Serías capaz de asesinarme?
-Soy una Stoker, lo quiera o no, sería capaz de matar a quien yo quiera, y aún más a quien se atreve a amenazar lo que más amo de esta manera.
-Patética, igual que tu madre…-
-Lo único patético aquí eres tu, creyendo que tienes el derecho de hacer esto…yo nunca deje de amarte, eras lo único que me daba esperanza en esa familia, el único que no era tan despreciable después de todo, fuiste mi ángel, mi camino, mi guía y ahora viniste para mostrarme la verdad, podrás ser el jefe de una familia tan poderosa y aun así, jamás vas a conocer lo que es el amor, el cariño, el aprecio o la amistad verdaderas, yo siento lastima por ti.
Comenzó a reír nuevamente, una risa de descontrol:
-Amor… el amor es una basura, un sentimiento inútil y sin sentido, yo… me enamore de alguien como nunca creí poder llegar a hacerlo y… se acabó, todo por quien soy, por nuestra familia y nuestro propósito, renuncie a ella para protegerla y no permitiré que eso te pase a ti, tu vendrás con nosotros, estés viva o no.
Darió saco su varita alertando a la seguridad del menor, pero en lugar de apuntarlo a su enemigo lo apunto a la menor y ella a él.
-No nos vas a separar Ree… esta vez no voy a renunciar a lo que me hace feliz, esta vez no me quedaré mirando como vez que otros me lleven y no hagas nada, ya no soy la misma niña que hace cinco años. Avada queda…- El mayor no los dejo terminar cuando con un Expelliarmus les retiro las varitas a ambos de las manos y las recogió del suelo.
-Ustedes sí que son un caso perdido…mi hermana siempre tan romántica, debes dejar la literatura romántica por un tiempo. Levántense… tomaremos el té. – Bajo las escaleras y los espero, para cuando bajaron las heridas de ambos ya habían sido curadas.- El poder de la magia, es fascinante…- Aun no se fiaban del contrario, lo miraban con cautela pero sin sus varitas no podían hacer mucho para defenderse.
-Siéntense…- dijo mientras Sherlock servía el té, el mayor lo probo y una sonrisa apareció en sus labios.- Siempre haces maravillas con todo…-
-Bien… deben saber que la familia no está nada contenta, por una parte no saben nada de esto y sospechan que no estás muerta, los buscan sin descanso, agradezcan que yo los encontré primero. Segundo, pasaron mi prueba pero que drama se aventaron con su romance trágico novelezco, eso sí que me dio pena hasta a mí, tómenlo con calma, no llevan ni tres meses juntos. Me disculpo por los golpes y por las puertas, pero ya están reparadas, tranquilos, no me odien y… Si te atreves a lastimarla te matare… - Le dijo al mayor con una mirada encantadora.- Lo cual me lleva al siguiente terminó.- Jade, debes volver a casa una temporada, conmigo.
-Me niego.-
-No fue una petición, fue una orden, fuera no estas para nada segura.-
-Yo la protegeré.-
-Si amigo, no dudo de ello, tengo tu informe.- Uno de sus subordinados le entrego un pergamino que procedió a leer.
-Dario Lutz, 20 años, nació el 25 de Diciembre en Nueva York. creció en un orfanato hasta que cumplió la mayoría de edad, luego de eso se dedicó a ser un asesino a suelo con sus dos compañeras que al igual que él salieron del mismo lugar, se hacían llamar… blah, blah, blah, Ada y Elysian Lutz, después de eso y debido a los problemas mentales de la menor de las hermanas su grupo se disolvió y…- Se detuvo, pensando un momento en lo que acababa de leer y se quedó boquiabierto.
Se levantó de golpe dejando caer la taza de té que se destrozó en el suelo
-Elysian Lutz… ¿¡eres hermano de Ely!?- Era evidente que si pero él no podía creer lo pequeño que era el mundo para poner a su hermana y al hermano de su amor imposible en el mismo camino, en el amor.
-¿Tu que sabes de Ely?- Estaba tan sorprendido como él.
-Oh por mi padre… haberlo dicho antes, se va a molestar mucho cuando le cuente lo que paso… en verdad lamento este malentendido, una disculpa Darío, soy Reggan B. Stoker, yo salgo con tu hermana o… lo hacía. –Se mordió los labios al recordar las palabras que le dijo a la menor para romper su corazón que no tenía nada de culpa en las situaciones que estaba pasando en su vida.- Debo hablar con ella, de hecho eso debería estar haciendo en lugar de estar aquí…-
-Catherine… Escúchame bien, aun no estoy del todo convencido de esto… de tu y este chico mucho mayor que tú- le lanzo una mirada inquisitiva a Darío.- Pero… ¿Estas segura de que es lo que realmente quieres? ¿Y que realmente lo amas?
-Lo estoy Ree… nunca quise nada con tantas fuerzas en mi vida.-
- ¿Y tú?
-Yo pertenezco completamente a Jade, la amo y la protegeré con mi vida-
-De acuerdo, pero no estarán a salvo ¿Lo entienden? Sherlock asígnales una escolta temporal hasta que arregle todo esto, que nadie los moleste…- El chico asintió- Ustedes me recuerdan a mi… y lo que debo hacer, debo arreglar las cosas con ella, decirle lo que siento y que la amo-
-¡HABLAME DE ELLA!- Se le abalanzo en un abrazo de panda-
-No! Aun no, te lo contaremos juntos, después, solo puedo decir que ella es maravillosa, que la amo y que defenderé lo nuestro aun a pesar de que nuestra familia se oponga completamente a la unión entre puros y mestizos.
-Ah! Ella es mestiza!?- Si bien Jade también creció con la misma mentalidad no lo aceptaba del todo pero era sorprendente que alguien como su hermano se atreviera a romper la ley principal por la que se regían los Stoker y también por la cual él mato al amante de su madre.- Yo solo quiero que seas feliz y ¡¡que la próxima vez que vengas a visitarnos tengas la decencia de tocar antes de andar partiendo puertas!! IDIOTA!- le dio un golpe en la cabeza y Sherlock comenzó a reír- Yo estaba a punto de hacer lo mismo señorita. Los tres habían crecido prácticamente juntos y él no dejaba de ser guardia de ambos.
-Lo siento, lo haré, recuerda lo que dije, al menos una temporada debes regresar a casa, un par de días para que vean que no vas a doblegarte y huir. Quiero que todo cambié… pero no es sencillo, sabes cuán grande es nuestra familia, cuantos aliados tenemos y cuál es su mentalidad, debe ser lento y desde adentro, aunque sea el jefe y todos me respeten sabes que no aceptaran algo tan radical. Requiere tiempo y mucho trabajo, te necesito.
-Está bien, me recuerdas a mamá, debes descubrir quien la mato… y lo mataremos- Le dio un beso en la mejilla con una amplia sonrisa.- Ahora ve por Ely y dile que eres idiota.
-¿Cuándo te volviste tan rebelde?
-Soy una Stoker y tu hermana, era cuestión de tiempo-
-Ten cuidado Darío- dijo mirándolo divertido.
-Lo haré-
Salieron de ahí, con rumbo a Londres nuevamente. Reggan buscaba las palabras para disculparse con Ely, entendía si ella aun lo rechazaba pero más que nada quería expresar cuanto la amaba, cuanto la necesitaba y lo mucho que la extrañaba. Cuando llegó a salvo sus escoltas lo dejaron, para cuando llego a Londres una suave brisa anunciaba el comienzo de una tormenta, era momento de buscarla.