¿Cómo explicar esa sensación de despertar mucho antes del amanecer? Algunos dirían que es frustración o incluso alivio por las horas de sueño que aún quedan por delante. Pero para Reggan era una nueva rutina, no sabía por qué, siempre durmió muy bien pero desde su llegada a Hogwarts el sueño solía irse a la mitad de la noche y no por voluntad propia como sus desvelos en casa, si no como un mecanismo fisiológico que sin razón aparente comenzó a manifestarse y que lo hacía sentir curiosidad por descubrir a que se debía ¿Estaba estresado, preocupado o inquieto de alguna manera? Su primera respuesta habría sido decir: No. Pero pensándolo un poco mejor, lo estaba, por Ely, por su hermana, por lo que ocurría en casa estando tan lejos. Nunca se sintió tan abrumado teniendo que aparentar estar bien y tranquilo para asistir a clases y demás actividades escolares, además, no había matado a nadie en tres semanas, estaba hecho un lío, y su viaje de placer con las Asiáticas no pudo compensar ese deseo de sangre. Salió de la cama y se quedo contemplando a su compañero que dormitaba en la cama de al lado, aun no podía creer que le asignaran un compañero en una habitación tan pequeña que no era ni la décima parte de su dormitorio en el castillo Vlad, además ni siquiera habían hablado y salvo a la hora de dormir no se habían visto fuera de la habitación. Decidió no darle más vueltas al asunto y salió de ahí, enfundado en un abrigo largo de piel en un tono gris pálido, que resaltaba aun mas sus ojos. Avanzo con cautela por los corredores, nadie, absolutamente desiertos, era tan sencillo salir, se preguntaba que estarían haciendo los prefectos en estos momentos, patrullando la escuela no. Salió al jardín donde una suave brisa lo despeino con gracia, se preguntaba si era el momento de cambiar su estilo por uno más actualizado, en esta escuela nadie sabía vestir con clase y estaba seguro de que miraban su estética de manera anticuada, no sabían apreciar algo así, no tenía sentido. Toda su vida llevo el cabello largo como hasta el momento pero ¿Qué tal más corto? Mientras pensaba en todo aquello deslizo un cigarrillo entre sus labios y con un chasquido de sus dedos lo encendió, caminando en medio del paisaje nocturno con algo más en mente, todo esto le parecía bastante familia y no sabía explicarlo, paso a paso era como si viviera una historia que ya conocía, una que lo llevo hasta donde crecían los rosales e inesperadamente una imagen vino a su mente, el lugar estaba rodeado por arbustos, comenzó a recorrerlo como caminando en círculos intentando descifrar que era: - Oh! tuve un maldito dejá vu- Era una constante en su vida a la que no estaba acostumbrado pero siempre se llevaba nuevas sorpresas, en esta ocasión se adelanto haciendo creer que se había ido de ahí, pero en realidad solo se desvió un poco y asomándose entre las hojas observó al chico que estaba escondido ¿Se ocultaba de alguien más? Quizás era tímido. -Es una bella noche ¿No lo cree?- Susurro con una sonrisa divertida, quería ver su reacción ya que consideraba que eso era lo mas interesante de una persona, mas de un desconocido al que ya había predicho que conocería.
¿Cómo era posible que aquel ser fuera tan hermoso? No podía explicarlo pero el tono de su voz era suave, exquisito, parecía acariciar su piel y dejarlo con un sentimiento de desear mas, podría pasar horas y horas escuchándola. Aun mas con un nombre como ese que formaba parte del misterio que era ella y lo dejaban con cientos de preguntas.
-Señorita Lutz, es un placer conocerla…- hizo una suave reverencia, sabía bien que debía guardar su distancia aunque esto hiciera que le doliera el pecho ya que estaba acostumbrado a que las chicas interactuaran con él de una manera más… intima. Se notaba muy tensa, pero resultaba fascinante como era que lo miraba, como examinando cada parte de su cuerpo a la vez que él deseaba que hiciera lo mismo con su alma. Su proximidad era tan tentadora que si ahora se encontraran en su castillo en Rumania, sin dudas no la dejaría irse nunca. Pero estaban en Hogwarts, una escuela con normas, reglas y profesores de magia experimentados que sin duda intervendrían si intentaba hacer algo extraño, debía irse con cuidado y calcular bien su estrategia, ya que estaba seguro de que ella le pertenecería tarde o temprano, todas lo hacían, aunque tenía la esperanza de que fuera diferente de una manera que lo complementara con una perfección irreal, por que en los defectos uno encontraba un equilibrio, Elysian Lutz parecía no tenerlos a simple vista, sus movimientos elegantes, su belleza de ensueño, sus labios que parecían haber hecho un pacto perpetuo de silencio, todo ese conjunto ocultaba muchas cosas, y Reggan no se detendría hasta descubrir todas y cada una de ellas, y amarla, hacer que lo amara con deseo y desesperación, que se enamorara de sus peores defectos, de su alma corrupta y de su vida en el pecado, que lo acompañara.
¿Podía permitirse arrastrarla al infierno con él? Definitivamente. O eso era lo que pensaba el mayor en ese momento, aun siendo el niño egoísta y caprichoso que había sido en los últimos años, antes de descubrir a aquel ángel que sostenía una rosa que contrataba con su pálida piel, de una fragancia inusual como su mirada que vacía permanecía apacible mientras poco a poco se revelaban cosas entre ambos.
-No pude escoger día más perfecto para llegar que el que el destino me tenía preparado, solo para conocerla…- Su mano vacilo en tocarla pero se contuvo solo sonriéndole con ternura, una ternura genuina que tenía cuando encontraba algo que le gustaba, algo que quería y deseaba. – Sería más divertido si juntos conocemos el lugar ¿No lo cree? ¿Podría acompañarla el resto de la tarde a pasear por los corredores descubriendo la “magia” de este lugar?
La noche del baile Reggan afronto la realidad de lo que ocurriría cuando el reloj marcará las doce, Halloween, la noche en que nació hacía dieciocho años en la recamara principal del castillo Vlad, el orgullo de su familia, el próximo heredero, todo en su vida fue planeado hasta este momento, sin importar los inconvenientes como la muerte de sus padres, la despedida de su hermana, eso no era nada en comparación con lo que sintió en aquel momento, que le helo el alma y lo hizo comportarse de manera tan extraña, se había jurado a si mismo dejar en paz a la joven que ahora mantenía en sus brazos pero no podía, no quería, ella confiaba en él y él daría su vida con tal de verla feliz, y de mantenerla a salvo en el juego tan peligroso en el que se habían metido.
Sintió como ella correspondió al contacto, era perfecta la manera en que sus cuerpos se adaptaban el uno al otro. Se aparto suavemente con una sonrisa cautivadora en los labios como si fuera el mismo chico coqueto, atrevido y misterioso que conoció aquella tarde en el lago, aunque nunca volvería a ser el mismo, se sentía diferente, se sentía con ganas de llevarla al fin del mundo de la mano y nunca soltarla.
-Gracias por la invitación, fue una grata sorpresa…- Se sentó en un suave y elegante movimiento tomando una postura perfecta, mirándola con ojos soñadores- ¿A qué debo el honor? – Su lado arrogante salía inconscientemente-
|| Prefacio || #NaturalMGC #TagAnimalesFantásticos #TagMágico || Día 1: Augurey: Los placeres más simples suelen ser los más complejos.
La muerte para mi es algo fascinante, confío en que es lo único verdaderamente autentico en esta vida, porque sin importar quien seas, de donde vengas o hacía donde vayas ella te alcanzará tarde o temprano. Y no es preciso decir que solo muriendo puedes sentirla, no. La muerte también puede vivirse, y puedo decir que yo la eh vivido más de lo que me gustaría.
Claro que eso era antes de comenzar a ver la vida a mi manera, y es que cuando se es pequeño uno tiene una noción muy distinta del mundo, de lo que es correcto e incorrecto, de los temores, de lo que es la alegría, de lo que es vivir. Con el paso de los años cree lo que sería mi ideal de la belleza en un mundo en el que el placer interminable era el único propósito, lo interesante de ello fue que después de un tiempo todo perdió el sentido, disfrute tanto en cuerpo que condene a mi alma, luego vino un nuevo tipo de sensación, el placer espiritual, emocional e intelectual y con ello descubrirían aun mas de la obscuridad que albergaba en mi alma.
Decir que los momentos en los que la muerte toco mi vida fueron durante mi niñez sería acertado, pero esos sucesos fueron externos: Mis padres murieron a una edad muy temprana, pero nunca fui cercano a ellos, jamás fueron apegados a mí o a Catherine. No hubo amor por su parte en nuestras vidas. Después, nuestra familia tenía y tiene la fama de usar cualquier método para cumplir sus objetivos, como magos tenebrosos nunca dudaron del uso de maleficios, torturas y asesinatos. Siempre estuvo presente en casa, ese constante susurro que me advertía sobre quien entraba por aquella puerta y si nunca más saldría, pasaba la noche en vela imaginando que estaría sucediéndole, en qué momento habría dejado de existir en alma dentro de nuestro plano dimensional.
No tuve que esperar demasiado para enterarme de lo que estaría por venir para esos desdichados. Algunos lo llamaban un don, otros una habilidad, yo les llamaba pesadillas, que fueron evolucionando con el tiempo, se volvieron más reales, mas explicitas, más atroces. Fue sumamente difícil, pero con el tiempo o te acostumbras o enloqueces, creo que acostumbrarme se convirtió en mi mayor condena, una que me llevaría a convertirme en lo peor, una espiral de desastre de la que difícilmente saldría.
El placer por la muerte, Asesinar por primera vez fuer la experiencia más confusa que había experimentado hasta ese momento, y la más grandiosa. No me pondré a hablar sobre cada una de mis victimas o de los métodos que use para probar mis teorías sobre ello. Solo diré que han sido demasiadas y que a cada una le agradezco por darme tantas experiencias, conocimientos y seductores momentos de pasión que me arrancan suspiros solo de recordarlos. Inexplicable, a muchas personas les aterra morir, a mi me aterra que las muertes pierdan su belleza, así como llegar a perder la mía. La muerte ah tocado mi vida incontables veces y sé que seguirá constante hasta el día que abandone mi infierno personal y busque la redención, quizás nunca.
-No… No quiero que sienta el compromiso de ir conmigo porque me “debe” algo- Y era verdad, él detestaba que las personas hicieran ciertas cosas solo por obtener algo a cambio, y aunque él era el principal manipulador a la hora de cobrar favores no le gustaba que las personas se sintieran obligadas a hacer algo por él. Los demás siempre habían hecho cosas por amor, por admiración, por el gusto de que Reggan se sintiera complacido, pero Elysian era extraña, parecía ser mas por obligación que por querer estar con él, era la primera vez que sentía un rechazo de este tipo y no sabía cómo reaccionar así que se ponía a la defensiva pero sin llegar a ser grosero o arrogante porque se trataba de ella, seguía siendo encantador pero de una manera seria. – Quiero que quiera estar conmigo porque le agrado, o de menos le soy tolerable- dio un par de pasos al frente apartándose de ella, tomando camino hacía donde fuera que sus pasos lo llevaran, y si ella estaba de acuerdo en acompañarlo lo seguiría, si no era libre de irse y dejarlo de lado haciéndole entender de una vez por todas si podrían seguir adelante o irse olvidando de la idea, de la esperanza que algún día la señorita Lutz supuso para el mayor.
Sus pasos lo guiaron hasta un complejo laberinto de escaleras que no hacían nada más que subir, iba a paso constante, sin mirar atrás, sin atreverse a ver si lo había seguido, solo hasta que llegó a la cima de la torre obscura, con el pulso acelerado por la intriga de tener que descubrir la realidad se giro para ver si seguiría amando a Ely o debería olvidarse de una vez por todas de ella.
La noche se cernía sobre el castillo, el atardecer poco a poco coloreaba el cielo de intensos tonos naranjas y violetas mientras el chico permanecía oculto en la obscuridad de las mazmorras de Slytherin, en su habitación terminando de enlistarse para la reunión de esta noche en compañía del resto de alumnos de la escuela, completos desconocidos para él, al menos esperaba encontrar a un par que llenará sus expectativas, o que fueran al menos un poco interesantes, pero sobre todo, tenía la ilusión de ver a la señorita Lutz.
No sabía si vestir demasiado formal o informal, sería una fogata pero no por eso podía relajarse y es que no sabía cómo era que vestían aquí, simplemente usaban uniforme el 90% del tiempo, era abrumador tomando en cuenta que Reggan jamás tuvo que usar, tenía un conflicto, porque era obligatorio llevarlo y aunque la primera semana pudo evitarlo estos nuevos días no podría pasarlo por alto, lo detestaba, era como si lo obligarán a ser como el resto de los plebeyos de este lugar.
Un último vistazo a su imagen en su espejo favorito, había traído una docena con él pero este, este era único en verdad, solía charlar a menudo frente a sí mismo, vaya que era un joven apuesto, pero ser solo una cara bonita no era suficiente, apretó los puños sin quitar su sonrisa encantadora de los labios y golpeo el vidrio con el puño, este se fragmento al instante en miles de pedazos, algunos cayeron al suelo, otros simplemente se clavaron en su piel que de inmediato comenzó a sangrar y un suave cosquilleo le recorrió todo el brazo. Puso los ojos en blanco, la sangre comenzaba a brotar de una manera escandalosa, no podía manchar su ropa o llegaría tarde. Un rápido movimiento de su varita y la herida estaba curada, su piel tan perfecta como siempre, sin un solo rasguño. La magia le había librado de tantas, los latigazos, las heridas en combate, sus simples placeres pasionales, todo eso hubiera dejado secuelas terribles en el cuerpo de cualquiera, incluso podría haberlo matado, afortunadamente esas cicatrices solo permanecían en su alma que desde hacía tanto estaba condenada al peor de los infiernos, a los castigos más atroces por la eternidad. Recobró su expresión cautivadora con un suspiro y salió de la habitación con camino al lago.
El paisaje era majestuoso, divino, como sacado de su libro de poesía favorito, aun mas que eso, de lo que sintió el autor cuando tuvo hizo tan esplendida creación, solo podría describirse como un sueño, pero era un mejor, porque era real. A lo lejos se percibió el inició de la hoguera, y se encamino a pasos tranquilos en aquella dirección. Al llegar todos los presentes comenzaban a divertirse, convivir, charlar, beber, uhm la cerveza no era su mayor deleite en cuanto a bebidas se refería, y mucho menos la cerveza de mantequilla que era demasiado dulce, demasiado agresiva para su gusto refinado. Esto era de lo más aburrido e inusual, nunca fue a una fiesta universitaria pero imaginaba que debía ser parecido solo que estos chicos tenían menos espíritu que un cadáver, y hasta cuando había cadáveres en sus fiestas privadas se sentían más vivos. Meditaba sobre la idea general de la “reunión” mientras recorría los alrededores hasta que sus ojos se posaron sobre lo más esplendido que sus ojos pudieran haber contemplado en toda su vida, o bueno, desde que la conoció:
-Señorita Lutz- Estaba lo más lejos posible de todos, retirada entre las sombras con el ligero resplandor del fuego que iluminaba su rostro, era preciosa. Se acerco a ella haciendo una elegante reverencia- ¿Una encantadora noche no le parece? – Exclamo colocándose a su lado para contemplar al resto de los mortales- No esperaba verla aquí pero mi mente y mi corazón anhelaban que pudiera venir, me acaba de otorgar el regalo mas privilegiado de todos: La oportunidad de disfrutar de su compañía- No podía dejar de ser tan galante con ella, y es que aunque ella lo rechazara él no quería darse por vencido, era una reacción natural de su ser cuando estaba junto a ella.
Parecía que trataba de agradecerle y al mismo tiempo su rostro inexpresivo parecía no entender como, era confuso, pero por sus expresiones tan poco presentes el mayor comenzaba a sacar demasiadas preguntas, sobre porque ella era así. Parecía un ángel y como tal no podía sentir dolor, o temor, pero al parecer tampoco amor, alegría. Pudo percibir un poco de timidez y pena en su voz pero solo eso, lo dejaba con un vació inexplicable por querer descubrir a la verdadera Elysian Lutz.
Pero ella se apresuro a querer alejarse dejando todo eso en su mente que desde que la conoció era un caos constante, no quería que se fuera, esta vez no lo permitiría. Se adelanto estirando su mano para tomarla por la muñeca pero recordó que esto la molestaba así que se detuvo alcanzando solo a rozar sus dedos que temblaron ante el suave contacto de su fría y pálida piel.
-Ely… ahm… Señorita Lutz, por favor, no se vaya, quédese, vayamos a un lugar más tranquilo donde podamos charlar- Ella lo ponía nervioso, y lo admitía porque era notorio, su voz nunca solía tener aquella duda por decir lo que quería, deseaba o pensaba pero con ella se tomaba el cuidado de ser increíblemente cortés y amable. – No le quitaré mucho tiempo, solo… en lo que se relaja y en lo que todos olvidan lo sucedido.
-Ahm…- No había pensado en que le diría una vez que se acercará, ser chica lo volvía impulsivo pero se saco una historia creíble.- Soy… Lilith!- El nombre de su madre se le vino a la cabeza- Y… soy nueva, bueno, llegue hace unas semanas, te eh visto en clases aunque quizás tu a mi no porque no soy tan participativa en clases- bajo la mirada aparentando estar apenada- Pero creo que es momento de dejar eso de lado y hacer amigos y tú me llamaste mucho la atención ¿Te gustaría salir conmigo hoy? Podemos hacer muchas cosas divertidas ¡Una tarde de chicas!- Dijo emocionada saltando.
- ¡Ahm espera! ¡Iré a vestirme y vuelvo corriendo! – Salió corriendo del agua en caminó al castillo, fue tan rápida como pudo, gracias a sus influencias tenía ropa de mujer que le sentaba perfectamente, benditas sus damas de compañía que no entendían porque quería eso pero no pidieron más explicaciones. Una vez lista regreso toda velocidad hasta el lago, tanto como los tacones altos le permitían.
-¡Lista! Entonces ¿A dónde te gustaría ir? ¿A Hogsmeade, a Londres, de compras, por un café, al cine, al teatro, a un concierto, a la luna?- dijo con una sonrisa encantadora presa del amor que sentía por la menor.-
El gran comedor permaneció en calma, cuando la directora anunció al ganador de la copa de este bloque todos se alzaron e aplausos y felicitaciones, los Slytherin quienes eran más reservados permanecieron apacibles en sus asientos alentando solo un poco con algunas palmas, Reggan sabía que no había podido hacerlo todo por que llegó a mitad del bloque, se perdió muchas clases y actividades, pero este bloque las recompensaría con mucho. La cena continuo con normalidad, bueno, dentro de lo que cabía decir “normal” en Hogwarts, la decoración de Halloween era perfecta, aun para el peculiar tono rosa de las calabazas de la mesa de las serpientes, los fantasmas volaban por la habitación, no había tenido oportunidad de charlar con el Barón Sanguinario o con cualquiera de los espíritus que ahí habitaban. Al menos con la mayoría… una estruendosa e irritante voz resonó por el lugar, todos alzaron la mirada y escudriñaron el lugar en busca del portador, una horrible criatura se materializo siendo el responsable de caras de miedo, sorpresa y enojo –por parte de algunos profesores- Él por su parte lo miraba inexpresivo, continuaba con su racha de cambió de humor, todos murmuraban mientras la criatura seguía lanzando constantes insultos, en especial contra la directora que furiosa intento atacarlo pero desapareció a través de la pared ¿Qué era eso? No importaba, al menos no por ahora por que antes de irse les dejo un pequeño obsequio, una broma de Halloween, bombas apestosas, era sumamente desagradable, la conmoción en el comedor fue inmediata, todos salieron de sus asientos intentando cubrir su olfato del terrible aroma, al menos no permaneció demasiado, el postre llegó pronto, todos se notaban impacientes por regresar a sus habitaciones a ponerse el disfraz para el baile, él solo quería ver a Ely.
Estaba ahí, postrado frente a un paraíso en la tierra, de un momento a otro se encontró de cuclillas sobre el suelo admirando todo desde otra perspectiva hasta que la calma fue interrumpida y el soplar suave del viento se vio opacado por el dulce aroma y la hermosa presencia de una joven que lo hizo salir de su zona de confort.
Era un sueño de belleza en momentos de reflexión que lo tomo por sorpresa, no se dio cuenta de su llegada hasta notar que se alejaba de él. Era exquisita, un hermoso ser con piel de porcelana y ojos inexpresivos que llamaba a lo más profundo de su ser, el deseo y la impaciencia de conocerla se centraron en él, se puso de pie recobrando su elegante postura y como si se deslizara sobre la arena se dirigió hacia ella. Paso a su lado avanzando aun mas por enfrente antes de girarse mirándola con la intensidad de una mirada curiosa que escudriña algo por primera vez, examinándola. Era pequeña y lucía demasiado joven como para haber pasado de la mayoría de edad, se veía como un ser inocente, intocable, casi divino pero sus ojos y su falta de rasgos sensitivos alejarían a cualquiera que se atreviera a mirarla con detenimiento, pero por el contrario, esto aumento el interés del mayor quien dio un par de pasos delante acercándose un poco pero aun quedando a una distancia respetable. De cerca sus rasgos parecían tan intensos que creyó que el corazón se le saldría del pecho de lo fuerte y rápido que latía. Era tan pálida, como si los rayos del sol jamás hubieran acariciado su piel como él quería llegar a hacerlo. El delicado vestido de encaje pálido contrastaba dulcemente con su piel hecha de ilusiones y deseos prohibidos, resaltando su delicada figura. Un suspiro de satisfacción solo de contemplarla salió de entre sus labios antes de pronunciar una palabra rompiendo el mágico momento que aun permanecía, como si todo a su alrededor se hubiera detenido y solo estuviera este ángel frente a un demonio que estaba listo para hacer un pacto, de que le entregará su alma y fueran a los infiernos mas profundos buscando el placer: -Disculpe mi atrevimiento, pero no eh podido ignorar su presencia, es un placer presentarme frente a tan exquisita criatura. Hola, soy Reggan B. Stoker, acabo de llegar y creo que estoy algo perdido- Dijo con una sonrisa encantadora que resaltaba sus facciones, por el contrario seguía perdido en ella, su cabello elegantemente recogido con un moño, ondeaba al soplar del viento, sus hipnotizantes movimientos lo hicieron perder el aliento hasta que recordó donde estaba y salió de ello esperando una respuesta.
-¡! ¿Qué? ¡! ¿Alguien hará una fiesta en este lugar? – El joven se incorporo asomando la cabeza entre los arbustos, había pasado toda la mañana mirando el cielo, constantemente permanecía inspirado y por eso pensativo la mayor parte del día, resultaba abrumador y aburrido de cierta manera porque esta clase lejos de esta sometido a un régimen estricto de clases y entrenamientos como en casa aquí los profesores faltaban libremente a sus clases y todo era un absoluto descontrol. Se sentía agobiado y eso no era bueno para su salud, el estrés era terrible para la piel, te envejecía bastante, respiraba para mantenerse tranquilo justo antes de escuchar aquello por parte de la joven del cabello lila a quien desconocía por el momento aunque su particular acento resultaba sumamente encantador y elegante. Pero más que eso, sus palabras, era la primera “reunión” que anunciaban aquí desde su llegada y básicamente se estaba volviendo loco por la abstinencia a la que estaba siendo sometido desde que llego a aquel lugar y que solo era soportable con el recuerdo constante de Elysian. Pero ahora, esta era su oportunidad de relajarse y distraerse, de liberarse por un rato, aunque claro imaginaba que las fiestas por aquí en este caso “reuniones” serían muy distintas a las que acostumbraba pero inevitablemente, al escuchar la palabra fogata recordó aquel verano en el que las doncellas bailaban alrededor de la hoguera, desnudas y en pleno éxtasis con seductores movimientos, un día de celebración por la victoria en la batalla, los restos de sus adversarios yacían ardiendo en el fuego, era todo lo propicio para una velada inolvidable, luego de eso se fue a la cama con las cinco jóvenes, pero como fuera, igual a la mañana siguiente fue como si nada hubiese pasado. Una cama y una casa vacías. Eso dejo de importarle dese hacía tanto pero ahora tenía la inquietud de saber cómo era que celebraban los chicos de Hogwarts. Y esperaba que su precioso ángel estuviera ahí, eso haría de cualquier momento algo perfecto.
Nombre del personaje:
Reggan B. Stoker
Apodo(s): Ree, Conde Reggan, Conde R. El heredero.
Edad: 17 años
Fecha de Nacimiento: 31 de Octubre de 1998
Lugar de Nacimiento: Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Lugar de Residencia: Castillo Vlad, Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Orientación Sexual: Pansexual: Es una orientación sexual humana caracterizada por la atracción sentimental, estética, romántica o sexual independientemente del género o sexo de otras personas así como toda práctica sexual. También es definida como atracción sexual a todos los géneros, incluyendo géneros no binarios.
Deambulaba sin un rumbo fijo por los amplios corredores del castillo que sería su hogar por un año antes de regresar a Rumania, con su hermana y así destituir a su tío del título de conde que le fue asignado cuando su padre murió y que nunca mereció realmente. Por ahora debía asistir a clases, llevar buenas calificaciones y buena conducta, con lo primero no tenía problema, era un joven brillante, adiestrado en la magia y con una habilidad ilimitada a la hora de aprender nuevas cosas, se suponía que por eso estaba aquí, los miembros de la orden habían hecho un excelente trabajo durante tantos años educándolo pero ahora llegaba el momento de enfrentarse al mundo real y con ello aprender a convivir con jóvenes estudiantes de su edad. Un fiasco total producto de un chantaje, su tío se atrevió a jugar con lo más sagrado para él, Catherine. No se saldría con la suya.
Por ahora conocer las mazmorras había sido una grata sorpresa, si bien era un lugar frío y obscuro de cierta manera le recordaba a casa, lo que si no le pareció fue que tuviera un compañero de habitación, por dios, quien sabe qué clase de persona podría ser, alguien sin clase o cultura o aun peor, un mestizo, esa idea sí que lo ponía incomodo, por ahora no habían llegado a toparse pero por otro lado podría ser alguien sumamente agradable, interesante, elegante y bien parecido, estaba la incógnita en el aire. Ya se daría el tiempo de conocerlo luego, por ahora solo quería salir de ahí, salir y recorrer los jardines o alguno de los invernaderos de los que había escuchado por los cuadros de las paredes que le contaron que la sala común de las serpientes estaba bajo el lago negro, ahí quería estar, no había nada como el bosque para animarlo, siempre iba ahí cuando sentía que perdía el control y cuando no quería asesinar a alguien para librarse de esas emociones.
Con lo que no contaba era que a su paso se toparía con una clase. No quiso pretender que estaba huyendo de ello, por el contrario, la idea de tomar la primera clase en la nueva escuela justo el día que llegó era emocionante, pero el panorama pronto se volvió abrumador cuando se acerco al grupo de estudiantes reunidos, las clases fuera siempre provocaban una sensación mucho mas vigorizante que estar dentro de un aula pero al parecer el tinte rosa de la profesora le había afectado las neuronas por que estaban sentados sobre una enorme manta de picnic comiendo galletas y estaban demasiado cerca, aquello le abrumaba, se concentro en mantener la calma, pensar demasiado en ello le atraería estrés y eso afectaba a su piel.
Se sentó lo mas retirado posible de los estudiantes pero lo suficiente como para escuchar a la profesora, estaba impresionado de la cantidad de personas asiáticas que había, una escuela muy diversa en comparación con lo que imaginaba, creía que habría más Ingleses, incluso Americanos pero ya ver tanto Oriental era desconcertante aunque interesante, nunca había ido a ningún país de aquellos y le intrigaba la idea de poder conocer nuevas culturas como esa. Pronto se dio cuenta de que trataba la clase, CCM, y hoy verían demonios de agua.
Lo contraproducente de tomar clases privadas en casa toda la vida fue que Ree nunca llego a conocer muchas de las cosas que veía en los libros, entre ellas la amplia gama de criaturas mágicas, si, a los dragones los conocía a la perfección, al ser de la Aristocracia Rumana su familia estaba ampliamente relacionada con tan fascinantes criaturas, no por algo allá se ubicaba el santuario más grande del mundo mágico. A ellos los había visto demasiadas veces, los había estudiado y sabía sobre ellos pero del resto estaba meramente amaestrado en conocimiento literario.
Grindylows , si, los conocía, aunque nunca había visto uno, era increíblemente repulsivo pero aun así Reggan quería acercarse a examinarlo, tocarlo, y aclarar todas las dudas que tenía, era el método perfecto, experimentación, pero no creía que la profesora fuera a dejarlo diseccionar a la criatura. Escucho a sus compañeros y luego añadió algo que falto a la información:
-Se encuentran clasificados por el ministerio como criaturas con escala XX que son inofensivas o en su defecto pueden ser domesticadas.